De ratones y hombres

Lenni y George se encuentran en paro, como muchos otros hombres que viven en plena depresión norteamericana. Entre ellos hay una relación de amistad muy especial, aunque para George muchas veces la compañía de su amigo resulta más una carga que un beneficio. Lenni sufre un retraso mental que reduce notablemente sus capacidades, pero su discapacidad es suplida por la fuerza que posee y también por su carácter dócil e inocente, que se pierde fácilmente por los animales peludos.

Los dos compañeros llegan en busca de trabajo al Rancho de Tyler. George consigue reducir las limitaciones de su amigo Lenni destacando sobre todo su fuerza para cargar sacos a la espalda y finalmente son contratados. De nuevo hay lugar para un atisbo de esperanza; esperanza de progresar, de poder comprarse un trozo de tierra donde cultivar sus alimentos y vivir tranquilamente el resto de sus vidas. Sin embargo, no todo será tan fácil.

El hijo del jefe, Curley, es un consentido maleducado que no hará fácil la vida de los recién llegados. Todo se trunca cuando Lenni se encuentra a solas con la esposa de Curley y, llamado por la suavidad de su piel, su cabello y el color de su vestido, la abraza con demasiada fuerza. Los caminos de George y Lenni empiezan a separarse en este momento.