En un colegio, una clase de alumnos de 12 años acepta el reto de vivir 21 días sin móvil para comprobar si la medida mejora su salud y bienestar. Antes del desafío se someten a pruebas cognitivas que evalúan memoria, razonamiento y habilidades espaciales, y tras las tres semanas serán repetidas para comparar resultados.
Con siete de cada diez adolescentes usando el teléfono más de cinco horas diarias, el experimento busca revelar el verdadero impacto del móvil en su cerebro, su sueño y su salud mental.