En 1978, Italia enfrenta una crisis histórica cuando Aldo Moro, líder de la Democracia Cristiana y artífice de una alianza inédita con el Partido Comunista, es secuestrado el día de la investidura del nuevo gobierno.
Durante cincuenta y cinco días de incertidumbre, negociaciones y tensión, el país vive entre esperanza y temor, enfrentando las consecuencias de un conflicto político que marcará su historia.