NETFLIX Y LA PEDERASTIA EN PROCESO DE NORMALIZACIÓN A TRAVÉS DE LA VENTANA DE OVERTON
La serie de cuatro capítulos "Adolescencia" es apología de la pederastia. (Spoiler)
La historia, aparentemente, trata de otra cosa, pero hay que hilar fino para darse cuenta de lo que de verdad esconde.
No se trata de darle coherencia a la historia que nos cuentan, se trata de valorar QUÉ ES LO QUE NOS MUESTRAN. Lo que nos han enseñado son múltiples y sutiles maneras de vejar y humillar a un niño que en medio de un incesante sollozo sigue siendo víctima de un sufrimiento constante. Sometiéndolo a situaciones como la de ser desnudado por un adulto y obligado a tocarse el pene entre adultos que escuchan el trato humillante que se le dispensa. VEREMOS CÓMO ESTE CONTRASTE DEL PODER DEL ADULTO HACIA LOS NIÑOS SE PRODUCE Y JUSTIFICA DURANTE TODA LA SERIE.
La crónica de los hechos es la siguiente:
En primer lugar, un grupo de policías armados hasta los dientes entra a una casa a las 6 de la mañana derribando la puerta con un ariete y obligando a tirarse al suelo a toda la familia hasta llegar a la habitación de un niño de 13 años sospechoso de asesinato. Nos muestran a un niño normal, guapo y con una expresión en la cara que muestra sensibilidad, vulnerabilidad y miedo.
A continuación, se le traslada a la comisaría sollozando en su soledad ante la mirada de adultos desconocidos durante un eterno período de 10 minutos, que la cámara capta sin interrupción. Tras leerle los derechos al niño, totalmente abstraído de la situación ante el inminente deseo de reunirse con sus padres, es requerido a desnudarse y a tocarse el pene para despegárselo de los testículos para un examen eficaz y profundo.
La cámara enfoca un primer plano del padre humillado, contenido y aguantando con paciencia estoica la terrible injusticia a la que es sometido su hijo menor. Mientras, el espectador ha de IMAGINAR la interacción entre un adulto que le pide a un niño que se baje los pantalones y que se toque el pene. Si su imagen explícita hubiera sido ofrecida en la pantalla podría rechazarse voluntariamente incluso ser criticada, pero imaginarla es distinto. Tiene lugar una voluntariedad inconsciente para imaginarla y, además, fuera de todo prejuicio para ser asimilada de manera consciente.
Este tipo de relación y trato "justificado" por el "deber" de las autoridades sería el primer paso que tratan de normalizar. Enseñándonos en una serie de netflix, cómo un adulto está autorizado a hablarle de manera insolente y descarada a un niño en cuestiones sexuales. En este punto de la serie un sentimiento de trato injusto y atroz podría hacerse patente y ser compartido por el espectador, pero contrastará con los hechos siguientes que lograran restarle intensidad a dicha emoción.
La normalización de la pederastia, muy probablemente pretendida en el entorno de un futuro mediocre y carente de valores, comenzaría de una manera similar a ésta, en su inicio a la familiarización con ella. Este proceso se conoce y es denominado como "La Ventana de Overton", aplicada a la pederastia.
Observesé, que se han molestado en dedicar 15 minutos al sufrimiento infligido por unos hombres de manera constante a un niño que solloza sin parar ante el imperturbable estado de ánimo de quienes lo rodean. Su padre sufre, como es normal, por su hijo, pero como un posible adulto enamorado que queda enmascarado por su relación de parentesco. Constantemente, se juega con esa ambigüedad de un padre enamorado de su hijo con quien hipotéticamente podría haber tenido relaciones sexuales.
Por otro lado, nos muestran un ambiente escolar infernal en el que la terrible crueldad de los estudiantes a través de las redes sociales es demoníaca. Genera un ambiente turbio en el que impera una ley del silencio y miedo que distorsiona el carácter de los alumnos en un mundo separado que contrasta con el de los adultos. Niños con sus propias leyes viviendo sin el amparo y protección de los mayores. Tratarían de inducirnos la idea de una crueldad adolescente que sutilmente podría desvictimizar al menor implicado en el vil acto de la pederastia.
El carácter del padre en la serie se muestra dominante y bajo constante sospecha de maltrato hacia su hijo que es, en reiteradas ocasiones, desmentido por este último. El padre está desesperado y muestra su agresividad zarandeando del cuello de la chaqueta a otro joven que previamente le ha llamado, pederasta. De nuevo, vuelve a darse un abuso en el trato de un adulto hacia un joven en el que una situación determinada puede "justificar" la agresión.
Existe otra relación del joven protagonista con la psicóloga en la que ésta lo somete insistentemente, y día tras día, a un intenso interrogatorio ante el desánimo y frustración del chico. Entre muchas, tiene lugar otra situación en la que ambos se enfrentan como si se tratase de dos adultos, cara a cara, en una conversación sexual con tintes de seducción. Se produce una especie de lucha de poder entre una mujer adulta y un niño que osa intimidar a la psicóloga estallando de rabia ante una situación desesperante. La tentativa del niño de 13 años, finalmente, deja como resultado una mala impresión para la psicóloga que debe decidir entre un diagnóstico favorable o incriminatorio.
Todo ello se ve alimentado por el final en el que nos mandan otro mensaje aún más potente. Un padre que llora desconsoladamente durante casi 10 minutos sobre la cama de su hijo agarrando su muñeco de peluche, procurando que pueda verse y, por tanto, quede en nuestras retinas la imagen de un adulto interactuando simbólicamente con las pertenencias infantiles de su hijo. Obviamente, estamos narrando una escena que a todas luces puede entenderse normal pero dentro de la crónica de sucesos descrita podría interpretarse con una intención subyacente distinta.
La dirección de la película que sigue la técnica de grabación plano secuencia, en la que no se producen cortes en las escenas, sino que éstas son continuas, podría justificar con ello junto a la magistral actuación de su reparto, una perturbadora insistencia en recrearse en los sentimientos profundos de desamparo, tristeza y desarraigo.
En la "memoria implícita" humana permanecerá grabado el recuerdo de esas, imágenes o escenas en las que la cara de un adulto destrozado solloza junto al peluche que simboliza a su hijo tumbado sobre su cama. El padre representa el prototipo de varón dominante pero sensible al mismo tiempo. Lo muestran sexualmente dominante con su mujer y tierno a la vez. Por supuesto, estar enamorado no justifica una relación de abuso sexual hacia un menor, pero, de alguna manera, este paralelismo entre una relación de amor padre e hijo y una relación pederasta, podría ingresar en la mente suavizando esta perturbadora idea.
Las horribles circunstancias vividas por el padre, que desde un principio se erige como responsable de los actos de sus hijos, parecen haberle perturbado de manera transitoria. Otro mensaje implícito sería el de que no es necesario ser un perturbado mental para ser un pederasta. Cualquier adulto podría ser un pederasta en potencia en un momento de descontrol.
Esta serie nos sumerge en un sutil proceso de desensibilización del asunto latente que, astutamente, no pretende ser el motivo principal de la serie.
VENTANA DE OVERTON
ETAPA 1 De lo impensable a lo radical. En un principio se cree impensable la posibilidad de actos de pederastia, tras saber su ocurrencia se produce una radicalización en contra de ella.
ETAPA 2 De lo radical a lo aceptable. Tras analizar e imbuirnos en el ambiente horrible y decadente que pretenden hacernos creer que existe en los colegios y mostrarnos escenas concretas con insistencia y maestría, la reactividad ante la idea de pederastia iría disminuyendo su radicalidad. Terminarían por familiarizarnos subliminalmente con lo execrable del estupro, nos irían adaptando a lo largo de años o décadas a una sutil aceptación por "aburrimiento" ante su insistencia y agotamiento de nuestro juicio condenatorio. Todo ello, unido al pertinaz deterioro de los valores y creencias del ser humano formando un peligroso cocktail, de profunda decadencia moral.