
Si alguna vez has pasado por el canal Divinity seguramente te hayas topado con el programa Tu casa a juicio, ese 'reality' donde una pareja te ayuda a decidir si quieres reformar tu casa o comprar una nueva. No tiene nada que ver con el de los gemelos, que directamente llegan para tirarte las paredes y montarte una cocina nueva, sino que da dos vías de decisión a los participantes.
Está dirigido por Hilary Farr, una diseñadora, y David Visentin, un agente inmobiliario, y tiene un enorme éxito internacional, por lo que muchos deciden llamar al programa para hacer realidad su sueños con gente que conocen muy bien -o eso creen-. Sin embargo, en noviembre de 2023 recibieron una denuncia de unos participantes que no quedaron nada satisfechos con este espacio.

En caso de que no lo hayas visto, el funcionamiento es el siguiente. Una pareja necesita cambios en su casa y llama al programa para que les ayude. Les dan dos opciones: o reforman su casa actual para que se adapte a su estilo de vida actual o compran una nueva y venden la anterior después de haberla actualizado.
Mala calidad, prácticas desleales y un conflicto de intereses
Como recoge Miami Herald, una pareja del condado de Chatham recurrió al programa en 2015 cuando necesitaron más espacio para que sus hijos adolescentes estuvieran a gusto. Deena Murphy y Timothy Sullivan, que así se llamaba la pareja, habían renovado otras casas antes, así que sabían el tiempo que llevaba el proceso y no tenían ganas de volver a enfrentarse a ello. Confiaron, por tanto, en la experiencia del programa.
Cuando terminó la grabación y Deena y Timothy pudieron disfrutar de su hogar, se dieron cuenta de los graves problemas a los que se enfrentaban. Por eso presentaron una demanda contra Big Coat TV, la empresa canadiense que produce el programa, y Aaron Fitz Construction, contratista en el que confió el programa para llevar a cabo la obra.
Las quejas de la pareja son varias. En primer lugar, aseguran que el servicio que realizó el contratista fue de mala calidad y, por otra parte, sostienen que sufrieron un incumplimiento de contrato, prácticas comerciales desleales en violación de las leyes de contratistas generales de Carolina del Norte y un modelo de negocios "extraño" que crea un "conflicto de intereses inherente" porque la empresa productora obtiene la mayor parte de sus beneficios de la publicidad.
Deena Murphy y Timothy Sullivan no quería recurrir al contratista Aaron Fitz porque habían visto malos comentarios sobre su empresa, pero tuvieron que aceptarlo. Como parte del acuerdo con la productora Big Coat, la pareja entregó 140.000 dólares, que se utilizaría únicamente para pagar el trabajo realizado por Aaron Fitz, pero cuando se iba a grabar la "gran revelación", Big Coat desembolsó 85.786,50 dólares a Aaron Fitz. Por lo tanto, la demanda alega que la productora actuó como contratista y pregunta por qué no se distribuyeron los pagos como se había acordado.
El asunto se resolvió en 2017, después de que Big Coat hubiese presentado una contrademanda por difamación y calumnia. El 21 de abril, las partes presentaron una moción conjunta para desestimar el caso y el Tribunal de Apelaciones ordenó el desestimación del caso el 24 de abril.