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    Los piratas de Johnny Depp toman la Croisette

    Glamour a borbotones a la llegada del equipo de 'Piratas del Caribe: En mareas misteriosas'. En la sección oficial la polémica surge con 'Polisse'. Seguimos en Cannes. Y esta es nuestra cuarta crónica.

    Cannes tiene estas cosas. Y es que, por más que éste sea el epicentro del cine de autor del planeta, necesitan (al igual que todos los festivales) lucir la alfombra roja: estrellas, glamour, carnaza para la prensa, bisutería clásica hollywoodiense. El año pasado fue 'Wall Street: El dinero nunca duerme (Wall Street: Money Never Sleeps)', este es 'Piratas del Caribe: En mareas misteriosas (Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides)'; qué le vamos a hacer. Para aquellos piratófilos SensaCine ha madrugado por quinto día seguido (cinco horas de media de sueño) y hemos visto en 3D los casi ciento sesenta minutos de las aventuras de un Jack Sparrow cada vez más ñoño y ligado a los clichés que definieron la primera entrega. Tras las cámaras, Rob Marshall, uno de los cineastas más sobrevalorados de la última década -suyas son 'Chicago' y 'Nine'-, cuya aportación a la saga es mínima: lo que antes era un espectáculo artesanal que mezclaba el cine de bucaneros con la ciencia-ficción adolescente, ahora no es más que un desarrollo dulcificado de un saltimbanqui Johnny Depp y una gritona Penélope Cruz. Pero no quisiera chafar las ilusiones de los piratófilos antes de que se estrena la película en España el próximo fin de semana, puesto que la película tiene dos puntos que habría que subrayar en amarillo fosforito: la secuencia del ataque de las sirenas -pirañas seductoras de mortalidad vampírica- y un genial, como siempre, Ian McShane como el villano Barbanegra.

    El extenso reparto de 'Polisse'

    Ya tenemos la primera película polémica del festival. Nos referimos a 'Polisse' -sección oficial competitiva- de la realizadora, actriz y modelo Maïwenn (cuando se pone detrás de la cámara elimina de los títulos de crédito su apellido: Le Besco). El film prosigue la línea de realismo de mirada documental (pensar en, por poner un ejemplo cercano, 'La clase (Entre les murs)' de Laurent Cantet, ganadora de la Palma de Oro hace ahora tres años) aplicada, en esta ocasión, a la sudivisión policial que se encarga de lidiar con los casos que afectan a menores de edad (eufemismo: se dedican a la caza y captura de pedófilos y pederastas). Película expansiva (bien) y excesiva (mal), posee sus mejores bazas en un reparto coral sobre al que se intenta retratar (otra cosa es que lo consigue) como si esto fuera un 'The Wire (The Wire)' cambiando los narcóticos por violadores; es decir, una película que persigue ofrecer un retrato poliédrico de un problema tan complejo como intolerable que acaba resultando como un puzle al que o le sobran piezas o se le han colado las de otro tablero. La película podría resumirse (a modo de sinécdoque) con su secuencia meridional: una noche festiva en la que los policías celebran que han salvado a un bebé de la muerte, un baile liberador que oxigena e ilumina lo sombrío de lo retratado (parte positiva) que acaba con una ridícula secuencia que parece extraída de 'Yo soy Betty, la fea' (la revelación de que el, algo ridículo, personaje que interpreta Maïwenn, es en realidad una modelo que se oculta bajo unas gafas de pasta). Lo dicho, tomen dicho dislate como ejemplo metonímico de lo que es 'Polisse', capaz de llegar a lo más alto a lo más bajo igual que se pasa de un plano a un contraplano.

    Faye Dunaway, imagen oficial de Cannes 2011

    Ahora vamos con una rareza: 'Trabalhar Cansa', película brasileña con el que debutan en la dirección el tándem formado por Juliana Rojas y Marco Dutra que se ha presentado en la sección Un certain regard. Película de terror atípica, podría encuadrarse en un nuevo subgénero: los supermercados encantados o la badulaque monster movie, la obra sigue los pasos de una pareja -él en el paro, ella nueva empresaria- que decide abrir una tienda de alimentación durante los días del Carnaval de Rio de Janeiro. Ahogados por las deudas y con el matrimonio en declive, la pareja no deja de encontrarse con elementos extraños y desagradables que van enrareciendo más y más la cinta hasta llegar a terrenos dignos de Roger Corman (via Edgar Allan Poe). Interesante y estimulante película pequeña que, en su humildad, resulta doblemente gratificante.

    Música de fondo: Fleet foxes

    Alejandro G.Calvo

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