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    ¿Qué está pasando con 'Rogue One: Una historia de Star Wars'?

    El filme que dirige Gareth Edwards tiene prevista su llegada a las pantallas para el próximo 16 de diciembre, pero a pocos meses del estreno el equipo se ha vuelto a reunir para rodar nuevas escenas.

    ¿Variará el tono de la película?

    Los primeros rumores apuntaban a un pase de prueba de Rogue One como fuente de todos estos cambios; un pase de prueba que, teóricamente, no habría gustado a nadie pero que, según recoge Page Six, en realidad no llegó a tener lugar, como tampoco lo hubo con El despertar de la Fuerza. De hecho, los únicos que han visto una primera versión de la película han sido varios ejecutivos de LucasFilm.

    No obstante, parece que éstos fueron los que expresaron inicialmente la necesidad de hacer ciertos retoques, que muchos temen que se deban a que la película era "demasiado oscura" para los cánones de Disney. En la Star Wars Celebration de 2015, Gareth Edwards aseguró que su intención era hacer un "drama bélico", inspirándose en Salvar al soldado Ryan, y reclutando para el equipo a profesionales que ya habían trabajado en películas como Black Hawk Derribado o La noche más oscura.

    Poco antes, Kathleen Kennedy -presidenta de LucasFilm- había declarado que Rogue One sería "una película de robos". Ambas declaraciones no parecen ser muy consecuentes, por lo que muchos tuvieron la impresión de que Disney no sabía realmente qué tipo de película quería hacer. El hecho de que más tarde trascendiera que la historia de Rogue One acabaría diez minutos antes del principio de Una nueva esperanza, por otro lado, hacía necesario que los tonos de ambos filmes se parecieran, y redondeaba esta impresión.

    Debido a todo esto, parece probado que la obra entregada por Edwards ha sido bastante más violenta de lo que quería Disney. Hay que tener en cuenta aún así que, si 'La Factory' fichó a directores tan diferentes como Rian Johnson, Colin Trevorrow o la dupla Chris Miller-Phil Lord para dirigir el Episodio VIII, el IX y el 'spin-off' de Han Solo, respectivamente, no debió venir motivada porque quisiera películas muy parecidas entre sí. La ambición de Gareth Edwards de construir un filme bélico, en este punto, no sería más que otra parte de la estrategia de la compañía para ir variando poco a poco los géneros de sus producciones. Así que no, no habría nada que temer en este sentido.

    ¿Quién está ayudando a Gareth Edwards?

    Desde luego, Christopher McQuarrie no. El guionista ganador de un Oscar por Sospechosos habituales estuvo en Rogue One durante una etapa inicial de la pre-producción, pero finalmente dejó que Chris Weitz se encargara del libreto. Ante los rumores cada vez más persistentes de que le habían vuelto a llamar para reescribir ciertas escenas, McQuarrie no tardó en negarlo, y de manera bastante iracunda.

    Por otro lado, sí es cierto que Edwards va a recibir durante los próximos días cierta ayuda en sus labores de realizador. Tony Gilroy ha sido confirmado como ayudante de dirección, poniendo su nutrida experiencia como responsable de películas como El legado de Bourne al servicio del filme.

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