Indiana Jones vs la pereza
Sí, otra vez Spielberg. Antes de Parque Jurásico, y después de Tiburón, el director estadounidense había seguido su idilio con los blockbusters que atraían al público en masa hacia el cine, y en los ochenta dirigió la famosa trilogía de Indiana Jones, todas con un éxito similar pero no los mismos medios. En En busca del arca perdida (1981) la mayor parte del presupuesto había ido destinada a los efectos visuales necesarios para recrear qué sucedía si abrías el arca, en una escena terrorífica y totalmente memorable. Casi tanto como la que se hizo exclusivamente por ahorrar.
Y porque Harrison Ford estaba enfermo. En el guión original, la escena de la persecución por las calles de El Cairo concluía con un duelo a espada entre Indiana Jones y el guerrero que previamente se ha chuleado con su sable, pero Ford se encontraba demasiado cansado y apenas había tiempo para rodar nada. Así que el actor, que había asimilado a la perfección quién era en verdad Indiana Jones -como había hecho un año antes con Han Solo, ideólogo del momento del "Te quiero", "Lo sé"-, pensó que era buena idea liquidar el asunto con un simple disparo. Así es cómo de va directo a la memoria cinéfila.
Sin armas
Deadpool no se distinguió sólo por ser la película de superhéroes más salvaje en años, sino que también llamó la atención por ser casi un film independiente dentro del género. Es decir, vale, la propiedad era de Fox y había una relación directa con los X-Men, pero el proyecto causaba tanta suspicacia que Tim Miller tuvo que concluir el rodaje con una ayuda bastante escasa.
La falta presupuestaria se notó en cosas como que prácticamente había un solo escenario en toda la película, pero no en un momento tan divertido como cuando el Mercenario Bocazas se encamina al combate y descubre que se ha dejado las armas en el taxi. Y sin embargo, esto fue sólo para ahorrarse dinero en artillería, conduciendo a uno de los chistes más efectivos del film.