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    7 recorridos del Festival de Gijón 2019

    El certamen asturiano volvió a afirmarse en su 57 edición como una de las citas imprescindibles del cine independiente internacional.

    La 57ª edición del Festival de Gijón bajó el telón el pasado día 24 de noviembre premiando la cinta portuguesa Vitalina Varela, de Pedro Costa, en un palmarés que también reconoció la cinta china Saturday Fiction, de Lou Ye, y la estadounidense Sword of Trust, de Lynn Shelton y protagonizada por el cómico y estrella de las ondas Marc Maron

    A falta de conocer las cuestiones cuantitativas, el certamen asturiano volvió a confirmarse este 2019 como una de las citas de cine independiente del año gracias a una selección de propuestas cinematográficas de alto nivel con la que el público conectó ya en el arranque del 57 FICX. Prueba de ello son los varios 'no hay entradas' que se dieron en el primer fin de semana del certamen (A White, White Day, de Hlynur Pálmason; Ventajas de viajar en tren, de Aritz Moreno y Blanco en Blanco, de Théo Court) , por una parte; además de, por la otra, la estupenda variedad de la selección. Recordamos, en este sentido, algunos de los filmes vistos a través de estos siete recorridos temáticos.  

    Despertares  

    Avalon Distribución

    El Festival de Gijón nació hace ya 57 ediciones como muestra dedicada al cine infantil y juvenil y, como huella de ese origen, aparte de la sección Enfants terribles, el festival presta siempre atención a los talentos emergentes y a las historias de iniciación. Este año, el foco se puso en el cine de la alicantina Elena López Riera y en el del serbio Stefan Ivancic, cuyos cortometrajes sobre identidades adolescentes en un escenario postbélico (Moonless Summer, Soles de primavera, A Handful of Stones) nos descubrieron a un cineasta más que prometedor. En materia de largometrajes, dos historias de iniciación brillaron con luz propia: Port Authority, de Danielle Lessovitz y filme que sigue a un chaval que se enamora de una bailarina trans; y Babyteeth, de Shannon Murphy, un melodrama romántico con chica protagonista que sufre un cáncer terminal y que, a pesar de la gravedad de su tema, logra encontrar destellos de belleza e ironía. La primera aún no tiene distribución, pero Babyteeth sí llegará a salas, en concreto el 8 de mayo de 2020.

    Extravagancias musicales 

    La melomanía, en su vertiente más extravagante, también forma parte del ADN de Gijón y este año pudieron verse tres cintas que poseen ese aspecto al cien por cien: la austríaca Die kinder der toten, de Kelly Copper y Pavol Liška; Felix in Wonderland, de Marie Losier; y The Beach Bum, de Harmony Korine. Siendo estrictos, el filme de Korine no es un musical, pero está repleta de una poesía tan rara, bella y psicotrópica, con un Matthew McConaughey pasadísimo de vueltas, que funciona como un hit. Die kinder der toten tampoco es un musical, en términos fieles, pero en esta comedia muda filmada en Super 8 sobre un apocalipsis zombi en un escenario de amenaza nazi también late un espíritu jovial y punk, absolutamente incorrecto. Por último, en el rockumental de Marie Losier descubrimos a Felix Kubin, una de las figuras clave de la música electrónica de vanguardia contemporánea, amante del universo sintetizador y creador libre, romántico, excepcional. 

    Espíritus libres 

    De espíritus libres va nutrido el Festival de Gijón, aunque merece la pena detenerse en dos protagonistas del 57 FICX que personifican a la perfección esta característica: Werner Herzog y Albert Serra. Del primero pudo verse uno de los dos largometrajes que ha entregado este 2019, Nomad: In the Footsteps of Bruce Chatwin, sobre este aventurero, escritor y amigo personal del cineasta, y documental que nos enseña a un Werner Herzog más íntimo, absolutamente conmovido por el recuerdo de su amigo, fallecido a finales de los 80. ¿Qué decir de Albert Serra? Inclasificable, el cineasta de Banyoles presentó Liberté, su propuesta fílmica de cruising en el siglo XVIII, y realizó una clase magistral antológica sobre su manera de comprender el cine digital repleta de dardos y certezas. 

    Idéale Audience/Rosa Filmes/Andergraun Film/Román Yñán

    Exploradores  

    El Festival de Gijón es uno de los certámenes que mejor elaboran en su programación la idea de la exploración, apostando por filmes modestos, arriesgados, independientes y que se interrogan por su lugar en el mundo. También en el 57 FICX hubo filmes sobre exploradores, fueran de cariz político, como Nanni Moretti ahondando en el trauma del golpe de estado militar sufrido en Chile en los 70 con su delicada Santiago, Italia; sean exploradores de la imagen, como Théo Court con la exquista Blanco en Blanco; sean exploradores personales en viajes de iniciación como la protagonista de El viaje de Lillian, road movie de Andreas Horvat sobre una chica rusa que recorre Estados Unidos de punta a punta reafirmándose a sí misma. 

    Le Pacte

    El torrente del archivo 

    El cine que acude al archivo también tuvo un lugar destacado en la última edición del Festival de Gijón, y declinado de muy diversas maneras. Para empezar, en Ne croyez surtout pas que je hurle, Frank Beauvais hace de su duelo romántico un collage torrencial del que es muy complicado salir indemne. El director utiliza unas 450 películas, de las que ha tomado imágenes, descontextualizándolas y montándolas en un filme del que da cuenta del estado del mundo y del estado de su corazón. En De los nombres de las cabras,  Silvia Navarro Martín, Miguel G. Morales parten de las imágenes y sonidos de archivo, registros del arqueólogo Luis Diego Cuscoy (1907-1987), para cuestionar el relato histórico oficial del origen de las Islas Canarias; mientras que en My Mexican Bretzel, Nuria Giménez propone un falso documental que también se pregunta por la sensación de espejismo de las imágenes y su papel como documentos de la historia. 

    Franco Piavoli

    El cineasta italiano Franco Piavoli siempre rueda en su Pozzolengo natal, hacia el sur del lago di Garda, y en Gijón mostró a un entregado público ese escenario emocional y cinematográfico, matriz de un cine repleto de poesía e imágenes cautivadoras. De El planeta azul a Nostos, il retorno o Al primo soffio di vento, la delicadeza del cine de Piavoli fue protagonista absoluta del certamen, un feliz descubrimiento para muchos y una apuesta más que acertada por parte de la organización. 

    Pedro Costa 

    Por último, la presencia de Pedro Costa presentando Vitalina Varela fue uno de esos acontecimientos cinéfilos que pasarán a la historia del festival. Generoso en sus intervenciones con la prensa y con el público, Costa defendió un tipo de cine alejado de los estándares industriales y profundamente humanista, volcado en la dignidad humana y volcado en la digna representación del dolor y la resistencia. Vitalina Varela, que sigue a la mujer protagonista en su viaje a Lisboa para velar al marido muerto, fue reconocida como la mejor película de la competición internacional, en una de esas decisiones de jurado que premia asimismo un tipo de cine realizado desde la justicia y desde el ánimo de querer mejorar, tanto las imágenes como todo aquello que está detrás de estas.    

    D.R.
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