La adaptación de la gran obra de Mary Shelley cobra vida de la mano del cineasta. Oscar Isaac y Jacob Elordi protagonizan el filme, que se estrena en cines seleccionados el 24 de octubre y en Netflix el 7 de noviembre
No hay mejor director que Guilermo del Toro para adaptar uno de los títulos más grandes de la literatura gótica. El cineasta, uno que entiende muy bien a los monstruos, lleva a la gran pantalla al más popular de todos. Frankenstein es su nueva película, una adaptación de la gran novela de Mary Shelley en la que Oscar Isaac y Jacob Elordi lideran el elenco. Según Del Toro, la popular historia tiene, en su núcleo, los temas del dolor y el arrepentimiento, pero también el del perdón. Esto último lo incluyó en el filme tras tener una importante conversación con su padre.
Del Toro ha revelado que el secuestro de su progenitor Federico del Toro ayudó a dar forma a Frankenstein, que llega a cines seleccionados el 24 de octubre y en Netflix estará disponible a partir del 7 de noviembre. "Mi padre fue secuestrado en el 98 y cuando volvió no hablaba de ello", ha dicho el director en EW durante el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF). "Antes de su muerte le dije: 'Tenemos que sentarnos y tienes que contarme qué pasó'. Eso fue muy importante para mí para entender al hombre".
Para Del Toro, Frankenstein es sobre "perdonar a alguien y perdonarse a uno mismo por ser". "De lo que te das cuenta es que el rencor hace dos prisioneros y el perdón libera a dos personas. Creía que podría hacer la película, pero luego pensé: 'No. Gracias a Dios que no ha ocurrido hasta ahora".
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No solo Frankenstein está influida por el secuestro de su padre, gran parte de su obra como cineasta también. "Cuando se llevan a alguien, se llevan a toda la familia", explica. "Ambas partes se quedan paralizadas. Le conté mi lado de la historia y él contó la suya". Fue James Cameron, director de la saga Avatar, el que pagó el rescate del secuestro del padre de Del Toro.
Sobre el tema de las dos perspectivas de un mismo suceso, Del Toro ha confesado que pensó en hacer dos películas de Frankenstein: una desde el punto de vista de Victor Frankenstein y otra desde el de la criatura. Finalmente, decidió hacer solo una.
"El drama en cine es genial", afirma. "El drama en la vida proviene de una falsa comprensión de la vida. O crees que mereces más o no mereces esto. Y la palabra merecer no tiene nada que ver con la vida. Simplemente ocurre. La película intenta mostrar esas cosas".