Cuando decides dejar de haber el bien, el mal se desata
El problema de los precios y la especulación con las entradas de conciertos no es nuevo, y con Ticketmaster son disgustos que llevan desde hace tiempo amargando a los fans. En 2009, sin ir más lejos (aunque se podría) muchos fans de Bruce Springsteen tuvieron que sobrepagar tres o cuatro veces el valor de una entrada normal porque el sistema les sugería antes comprar en el servicio de reventa TicketsNow, propiedad de la propia ticketera.
No sólo los especuladores se hacían pronto con entradas que debían ir a los aficionados al Boss, sino que en cierto modo era incentivado por la propia plataforma. El propio Springsteen escribió una carta abierta furioso con toda la situación en su momento, reclamando acciones por parte de Ticketmaster para que no volviese a darse una situación de estafa.
La estafa legal
TicketsNow dejó de existir, aunque la empresa no dejó de tener vías para explotar el mercado de segunda mano y hasta la especulación dentro de la casa. Décadas después, las aguas entre el artista y la ticketera se calmaron, trabajando de nuevo juntos en 2002 para la que iba a ser la mayor gira del Boss con banda por Estados Unidos en casi un lustro, y además después de la pandemia.
Springsteen y su grupo se habían cuidado de pedir un caché excesivo a pesar de ser uno de los artistas más populares del mundo, con el objetivo de no inflar en exceso el precio de las entradas y muchos de los aficionados de clase más modesta que suelen protagonizar sus canciones tuvieran acceso a las mismas. Sin embargo, en 2022 decidieron reclamar algo más acorde a su estatus, y para conseguirlo Ticketmaster implantó su política de precios dinámicos.
A través de un algoritmo con Inteligencia Artificial, el sistema identifica rápidamente entradas que están especialmente solicitadas y ajusta automáticamente el precio para incrementarlo, aprovechando la demanda para sacar más partido de la oferta. Esto afecta no sólo a eventos muy populares, sino que son objetivos de bots de reventa. Fue el caso de las entradas de Springsteen, cuya variación en platino se modificó hasta el punto de pedir 5.000 dólares por una entrada, a pesar de que el objetivo era que la entrada media oscilase entre los 200 y los 300 dólares.
Ticketmaster niega ante las autoridades que trabaje con los especuladores que inflan los precios de entradas. Pero en 2018 ya les pillaron haciéndoloLos fans se enfadaron de manera comprensible con un escándalo que acabó generando discusión a nivel nacional, y también la necesidad de los representantes de Springsteen de responder a la polémica. Ticketmaster tuvo que afinar más el algoritmo, pero se hablo mucho sobre si los artistas debían permitir semejante política.
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