Una hora y media rodada del tirón para contarle a los supremacistas que todo en lo que creen está mal. El club del odio, película que llega a Filmin el 28 de abril de manera exclusiva, se aleja de la representación habitual del 'racista loco' para contar que la profesora de tu hijo o la amiga de tu madre también forman parte de esa sociedad que quiere acabar con los inmigrantes.
Es el debut cinematográfico de Beth de Araújo, una directora que viene del corto y que se atreve a presentar una contundente propuesta en plano secuencia para su primer largometraje. En él, cuenta la historia de Emily (Stefanie Estes), una profesora de preescolar que ha fundado un pequeño club de mujeres en el que hablar libremente de su repulsión hacia la inmigración, el movimiento feminista y cualquier otra idea 'progre' que amenace su posición de poder.
90 minutos frenéticos en los que vemos a figuras -tradicionalmente- respetables de la sociedad atacar sin piedad a dos jóvenes inmigrantes, tanto física como verbalmente. Un relato brutal sobre la violencia de la supremacía blanca que pone el foco en la crueldad invisible y trata de remover la conciencia de aquellos que se quedan callados ante las injusticias.
¿Se rodó únicamente en una toma? ¿Cómo fue el proceso?
La película final no es una toma, pero rodamos la película en una toma. La rodamos de una vez durante cuatro días seguidos. A las 6.34 decía ‘¡Acción!’ y cada día lo atrasábamos 30 segundos para sincronizarnos con el sol. Lo que ves en el producto final es, principalmente, el día cuatro, pero quizás haya 5 o 6 minutos del día 3 y 2. Hay un par de cortes que espero que no sepas identificar.
Pensé que la escena de la cabina era más cruda y estaba mejor ejecutada en el día 3, así que fue la que elegimos. Técnicamente, no ves un plano secuencia, pero la rodamos como si fuera una obra de teatro, los actores nunca paraban.
La rodamos de una vez durante cuatro días seguidos. A las 6.34h decía ‘¡Acción!’ y cada día lo atrasábamos 30 segundos para sincronizarnos con el sol.
¿Hubo muchos ensayos?
Me gustaría que hubiese habido más, pero teníamos muy poco presupuesto. Ensayamos durante cuatro días y rodamos cuatro días. Esa es la cifra. Era todo el dinero que teníamos. Cualquier director quiere un día extra. Los días de ensayo eran más intensos que los días de rodaje porque trabajamos durante 12 horas. Empujábamos y empujábamos, tratando de memorizar todo lo posible. Los días de rodaje de verdad, le dije a todo el mundo que se relajara. Tuvimos reuniones y charlamos un poco antes de comer. Y luego quise que todo el mundo descansara para poder darlo todo durante la hora y media [que dura la película].
¿Cómo fue rodar una escena tan intensa como la de la cabaña, en términos de actuación?
Hablamos de dónde estaba cada personaje emocionalmente y cuál era la motivación de cada uno. Luego trabajamos mucho con el coordinador de acción y el de intimidad para hablar de la acción física, especialmente cuando las hermanas están en las sillas y las arrastran a la casa. También hubo mucho de asegurarnos que todos estaban bien y compartimos nuestras emociones.
Por otra parte, había momentos cruciales y hubo mucha preparación porque había muchas cosas que pasaban fuera de cámara. Hubo mucha gente entrando y saliendo, así que, probablemente, fue la más complicada técnicamente.
Filmin
La película trata temas muy delicados, ¿tienes miedo de que se pueda malinterpretar?
Creo que la gente que es parte de estos movimientos van a utilizar cualquier cosa para avanzar su agenda, sea lo que sea. Creo que sé cuál es mi intención con esta película y lo que intenta contar. No puedo controlar lo que la gente va a sacar de ella. Intento no centrarme en ello.
Y en relación a eso, ¿qué reacción esperas por parte de la audiencia?
Bueno, ya se la hemos enseñado a algunas personas y creo que las reacciones son bastante polarizantes. Desde el diseño, esta película está hecha para hacerte sentir incómodo. Hay dos reacciones. Un espectador puede reconocer su incomodidad y preguntarse por qué y tratar de desgranar esa cuestión por mí mismo. Y otro espectador puede sentir esa incomodad y huir de ella lo más rápido posible. Para mí, el objetivo es que la gente recuerde esa incomodidad para que la siguiente vez que vean algo que está mal puedan hablar antes de que vaya a más.
Las reacciones son bastante polarizantes. Desde el diseño, esta película está hecha para hacerte sentir incómodo
¿Cuál fue el origen de la historia?
Ha sido un largo camino para hacer mi primer largometraje. No sé si en España se vio mucho, pero en Estados Unidos hubo un vídeo que se volvió viral sobre una mujer, Amy Cooper, una mujer blanca que llamó a la policía y mintió sobre que un hombre negro la había amenazado en Central Park. Él estaba viendo a los pájaros. Vi este vídeo y realmente me afectó. Me recordó a muchas mujeres que he conocido y pensé que esa manipulación calculada era extremadamente peligrosa. Inmediatamente supe lo que quería hacer. Luego está Stephanie Estes, que interpreta a Emily -una de mis amigas más íntimas- y realmente queríamos trabajar juntas después de hacer un corto. Diseñé el personaje en torno a ella y construí un día en la vida de una mujer supremacista blanca en América.
¿Entonces tenías en mente a esta mujer a la hora de diseñar los personajes?
Lo hice para el personaje principal, Emily, pero quería reflejar diferentes facetas que están involucradas en este movimiento radical. Cada mujer representa un subsector diferente, pero quería que fueran muy reconocibles para el público. Es fácil retratar a estas personas como racistas locos, pero son nuestros profesores, vecinos, la mejor amiga de nuestra madre… Quería mostrar su día a día.
Es fácil retratar a estas personas como racistas locos, pero son nuestros profesores, vecinos, la mejor amiga de nuestra madre… Quería mostrar su día a día.
Filmin
Hay una escena muy violenta donde no muestras actos sexuales concretos, ¿tienes algún límite a la hora de mostrar violencia explícita?
Durante el asalto sexual, la cámara está mirando a la mujer que no tiene nada que ver con ello. Ese era el enfoque. La complejidad de ser alguien que no está actuando en esa violencia pero que no hace nada frente a ella. Pero luego, creo que la otra parte de tu pregunta es si deberíamos mostrar violencia explícita o no necesariamente. Creo que no debería haber reglas duras en el cine. Creo que siempre depende del contexto y de cuáles son las intenciones de los cineastas. Y no solo sus intenciones, sino, ¿cuál es el resultado? ¿Qué experimenta la audiencia en base a tus intenciones?
¿Qué referencias has tenido al hacer la película?
Victoria, The Tribe y El hijo de Saúl fueron mis referencias cinematográficas más fuertes. Es difícil no referenciar American History X por su temática similar. Mi directora de fotografía, Greta Zozula, y yo hablamos mucho de esas películas. Victoria por el plano secuencia, The Tribe por el tono y El hijo de Saúl por lo que ves y no ves en el plano. Esa claustrofobia por no ser capaz de escapar de la situación.
Mucha gente la está comparando con Funny Games
Cuando empezamos a grabar, yo nunca había visto Funny Games. Pensé en verla antes de rodar porque vi algunos planos que parecían similares, pero no quería arruinar mi visión de la película. Aún no la he visto, así que no sé.
