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    Las imprecisiones científicas no lograron perjudicar a esta película sobre el fin del mundo: sigue siendo una de las más míticas
    Alicia P. Ferreirós
    Amante de las series y gran aficionada al terror, la ciencia ficción, la crónica negra y el ‘true crime’.

    Una serie de fallos que se hubieran pulido con un experto climatólogo como asesor, pero que no impidieron que la película fuese un bombazo y que, hoy por hoy, sea todo un icono del cine de desastres.

    Con inconfundibles éxitos de taquilla como Independence Day o Godzilla, Roland Emmerich fue capaz de atraer a verdaderas hordas de personas a las salas de cine en los años 90 y hacerse mucho más que un nombre en la industria: ser considerado el padre definitivo del cine de catástrofes de Hollywood y servir de inspiración a todo lo que brindaría el género un tiempo después. Cuando alguien intenta acabar con el mundo en pantalla, es imposible no pensar en Roland Emmerich y las referencias a su cine.

    En su próxima película, el director alemán narrará la historia real de un marinero español secuestrado por una tribu que acabó uniéndose a ella en Maya Lord y también dirigirá una nueva versión de Stargate, más de 30 años después de Stargate: Puerta a las estrellas. Por el camino, entre otra lista de títulos en los que predominan crisis políticas, terroristas e historias reales impresionantes, Emmerich nunca ha dejado de explorar nuevas ideas para acabar con la vida en la Tierra: en 2022 sacó a la luna de su órbita y la precipitó sobre el planeta en Moonfall y en 2016 se lió la manta a la cabeza con la secuela de Independence Day, Independence Day: Contraataque, con los aliens decididos a vengarse.

    En la primera década de los 2000, Emmerich estrenó dos de sus películas de catástrofes más famosas. A menudo recordamos 2012, el filme de 2009 sobre la teoría del fin del mundo basada en el calendario maya, pero cinco años antes el director nos había brindado una que a menudo se señala como una de sus mejores películas de catástrofes: El día de mañana (2014), una en la que no solo supo escenificar de manera impresionante el fin del mundo, sino que sobre todo fue capaz de crear una tensión visual impresionante que se tradujo en una buenísima acogida por parte del público.

    El día de mañana
    El día de mañana
    Fecha de estreno 28 de mayo de 2004 | 2h 00min
    Dirigida por Roland Emmerich
    Con Jake Gyllenhaal, Dennis Quaid, Emmy Rossum
    Medios
    2,2
    Usuarios
    3,8
    Sensacine
    1,5
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    De la mano de un drama familiar que Emmerich acostumbra a combinar en sus películas sobre el fin de mundo, en El Día de Mañana, Dennis Quaid y Jake Gyllenhaal interpretan a un padre y a su hijo, quienes se encuentran separados a miles de kilómetros justo en pleno desastre natural. Quaid es Jack Hall, un renombrado climatólogo que lleva tiempo investigando el calentamiento global y que está seguro de que la Tierra se aproxima a una era glacial. Según sus estimaciones, el comportamiento humano está afectando a la tierra mucho peor y, sobre todo, más rápido de lo que se pensaba, y en cuestión de poco tiempo las alteraciones climáticas comenzarán a alterar la Tierra.

    Con los dirigentes mundiales haciendo oídos sordos, finalmente se desata el caos: huracanes en Hawaii, nieve en Nueva Delhi, tornados en Los Ángeles, granizo gigante en Tokio... Sin embargo, con el destino del mundo en sus manos, Jack estará empeñado en llegar como sea a Nueva York, donde se encontraba su hijo de viaje y que acaba de ser golpeada por un tsunami. Jack está convencido de que Sam sigue con vida.

    Es bastante posible que, habiendo pasado casi 20 años del estreno de la película, estés mucho más familiarizado con la amenaza que supone el cambio climático sobre el futuro de la Tierra y de todas las formas de vida que habitan en ella. Sin embargo, hace dos décadas, El día de mañana de Emmerich fue criticada por científicos expertos en climatología que no dudaron en señalar la larga lista de imprecisiones que albergaba por mucho que fuera una película de ciencia ficción.

    El Dr. Andrew Weaver, científico climático y político canadiense, afirmó que "la película violaba creativamente todas las leyes conocidas de la termodinámica", mientras que el Dr. Gavin Schmidt, climatólogo de la NASA, no dudó en comentar que la película le "impulsó a convertirme en un científico más público" para ayudar a combatir falsas creencias. Entre los errores que le echaban en cara a Emmerich, fue muy mencionado el cierre repentino de la circulación termohalina debido al calentamiento global, algo que se consideraba extremadamente improbable, y la exageración de la velocidad a la que se produce el enfriamiento.

    Una serie de fallos que se hubieran pulido con un experto climatólogo como asesor, pero que no impidieron que la película fuese un bombazo y que, hoy por hoy, sea todo un icono del cine de desastres.

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