Quince años habían pasado desde la última aventura de Indiana Jones (por hacernos una idea, desde La última cruzada hasta El reino de la calavera de cristal pasaron 19), y la llegada de una nueva película de Harrison Ford, a los 80 años, volviéndose a calzar la fedora y el látigo al ritmo de John Williams, extrañó al público, con una mezcla de hype y de extrañeza. Indiana Jones y el dial del destino fue la primera película de la saga no dirigida por Steven Spielberg... y se notó en taquilla.

Pure comedy (man)gold
Era una oportunidad de oro para ver si Indiana Jones podía continuar sin George Lucas ni Steven Spielberg, y la respuesta de taquilla no fue la adecuada: ante 300 millones de dólares de presupuesto, tan solo recaudó 382 en un verano de fracasos inesperados. Esta, por otro lado, era la última película que Lucas y Spielberg firmaron en 1979, cerrando el círculo de una vez por todas. ¿Traerá de vuelta Disney al arqueólogo en una serie limitada o algo parecido? No lo descartemos.
Lo que sí sabemos es que quizá tengan que poner más cuidado en el rodaje para evitar problemas de continuidad como el que os vamos a mostrar hoy. Cuando, al principio de la película, una empleada de la universidad es disparada, cae bocabajo al suelo. Eso sí, cuando Indy se la encuentra un rato después... está bocarriba y dentro de una habitación. ¿Cómo es posible? ¿Aprovechó sus últimos segundos de vida para reptar hasta otro lugar?


Hay quien piensa que Lucas y Spielberg deberían haber vuelto para un último empujón y evitar este tipo de errores... pero lo cierto es que en 2008 ya se planteó por primera vez. El encontronazo entre ambos era inevitable y el propio Lucas acabó afirmando que "tenemos problemas sobre la dirección que nos gustaría tomar. Yo estoy en el futuro, Steven en el pasado. Él quiere que vuelva a ser como era, yo quiero empujarla a un lugar totalmente diferente. Tenemos cierta tensión". No cabe duda, pues, del motivo por el que Mangold acabó dirigiendo esta quinta parte, ¿verdad?