En los años 60, en Estados Unidos se llevaban los cines de sesión continua. Una película terminaba y poco después volvía a empezar. Podías entrar cuando quisieras y ver la cinta tantas veces como te apeteciese. Pero Alfred Hitchcock en Psicosis quiso poner fin a todo esto para no arruinar la sorpresa: todo el que llegara después de la hora de inicio del pase debería esperar al siguiente. Y es que lo que nadie sabía entonces es que Janet Leigh, la protagonista de la película, iba a morir a mitad de metraje. Casi 40 años después, Wes Craven decidió copiar la estrategia para una película que lo iba a cambiar todo: Scream, vigila quién llama.
¿Te gustan las películas de terror?
Scream se abría con Drew Barrymore, una actriz más que reconocible, sola en su casa y haciendo palomitas. El espectador ya sabía que iba a sobrevivir: ¿Cómo iba a morir la que claramente era la protagonista? Ya sabemos cómo acabó la cosa: aunque los productores querían que fuera la cara visible de la franquicia, Barrymore pidió específicamente ese papel en el que moría tras doce minutos inolvidables.
La secuencia es un hito del cine de terror, pero lo cierto es que al rodarla cometieron algún error que otro. Recordaréis que Casey marca el 911 en más de una ocasión. Lo cierto es que debido a un fallo eléctrico en el set de rodaje, no se pudo desconectar el teléfono antes de rodar, así que Barrymore llamó al 911, gritó y después colgó. Una y otra vez. Finalmente, la policía llamó de vuelta, interrumpiendo una toma, para preguntar qué estaba pasando. Otro día más en Hollywood.
La actriz acabó repitiendo el personaje en un corto para su programa The Drew Barrymore Show en el que se preguntaba qué hubiera pasado si Casey hubiera sobrevivido, simplemente ignorando los mensajes del asesino. Curiosamente, nadie en el equipo había pensado hacer la jugada de contratar a alguien famoso para ser asesinado el primero, pero después de que ella lo sugiriese, todas las piezas empezaron a encajar a la perfección.