Aunque ahora se ha convertido en una auténtica estrella de Hollywood y es famoso por su participación en la taquillera saga Fast & Furious y un buen puñado de blockbusters como las nuevas Jumanji, Proyecto Rampage o Viaje al centro de la Tierra 2, el ex luchador profesional Dwayne Johnson en su día siempre tuvo claro que tenía que labrarse su prestigio en la industria cinematográfica, más allá de su fama dentro del cuadrilátero y de las puertas que pudieran abrirle sus logros deportivos.
El primer papel en pantalla grande fue el de el Rey Escorpión en la película El regreso de la momia en el año 2001 y con él estableció un récord: The Rock cobró 5 millones de dólares por su trabajo, lo que le permitió entrar en el Guinness como el salario más alto por un primer papel. Tras la famosa película protagonizada por Brendan Fraser llegarían las siguientes oportunidades y, solo tres años más tarde, estaría abandonando su carrera como luchador para centrarse por completo en la cinematográfica.
La primera década de los 2000 le sirvió para dar sus primeros pasos y obtener sus primeros protagónicos en películas no demasiado grandes, pero sería en la siguiente en la que se convertiría en la estrella que es hoy, especialmente después de obtener en 2011 un papel fijo en la saga protagonizada por Vin Diesel y Paul Walker, siendo la primera Fast & Furious 5, una de las entregas más importantes de la franquicia por el papel revitalizador que jugó en ella.
Tras su debut como el ya mítico Hobbs, Johnson se convertiría en un habitual del cine de acción y aventuras, pero, cuando se convirtió en el elegido para dar vida a Hércules en la nueva película sobre el famoso personaje, sintió que había llegado una oportunidad de oro para demostrar su talento y compromiso y consolidarse como estrella de Hollywood. Al fin y al cabo, en Hércules de Brett Ratner, estrenada en el año 2014, Dwayne Johnson estaba cogiendo el testigo de Arnold Schwarzenegger, que había interpretado al personaje en los años 70 y le había dejado el listón muy alto.
Para Dwayne Johnson interpretar aquel personaje, un emblema de la mitología griega, era toda una motivación y no solo tuvo claro que quería interpretarlo con la mayor intensidad y autenticidad que le fuera posible, sino que sabía cómo hacerlo: como luchador profesional sabía cómo canalizar la adrenalina y llevarla a su terreno para brindar una interpretación perfecta. Sin embargo, se pasó un poco de la raya.
El propio Johnson lo admitió en una entrevista con Conan O’Brien y también lo contó en una publicación en su cuenta de Instagram acompañando la escena en la que grita una y otra vez "¡Soy Hercules!".
Le pedí al departamento de utilería que me encadenase con cadenas reales de acero que no pudiese romper
“Cuando Hércules finalmente acepta su destino como el hijo de Zeus, es el momento épico de la mitología y de nuestra película”, explicaba sobre la escena y sobre la necesidad de que fuera perfecta. “La rodamos ocho veces y me desmayé cada una de ellas. Hasta mis rodillas. Pero vale la pena, este momento es icónico".
Hércules no es la mejor película de Dwayne Johnson pero lo que es seguro es que es una de las que se sintió verdaderamente orgulloso. Puedes verla bajo demanda como parte del contenido del canal MGM que ofrece Prime Video.
