Yo vengo a hablar de otra persona, pero para ponernos en contexto, y que te quede claro que esta recomendación es buena, vamos a hacer girar el arranque de este artículo sobre mí. Pido perdón por adelantado.
Nací en 1994, lo que quiere decir que mis primeros contactos con las redes sociales e internet en general se traducen en los siguientes: uso de Messenger y Tuenti a cascoporro, pasadas por páginas de Blogger y Fotolog, ese caldo primigenio donde burbujearon los primeros "influencers", posterior migración a Twitter y Facebook, duramos un telediario y medio en esta última plataforma, cambio a Instagram, con su correspondiente pasada por ese maravilloso espacio que era Vine, un lugar que nos dio por ejemplo a Andrea Compton, y por último, aterrizaje más o menos forzoso en TikTok.
Voy a ser sincera: no, en un principio no entraba en mis planes ser usuaria acérrima de esta red social, pero poco a poco me he ido mimetizando con ella, aunque sea observando desde una esquinita, por una cuestión personal y profesional, y me queda claro cristalino que, al igual que las personas, es capaz de lo mejor y lo peor. Y tranquila, no te rayes, no solo hay adolescentes y preadolescente bailando, hay mucho más. Como por ejemplo Álvaro Platón, un chico que está arrasando con su contenido de belleza y cuidado de la piel, o la maravillosa Bea Carpio, de quien te vengo a hablar hoy.
Esta chica es estudiante de medicina y conocí su perfil hace ya bastante. Es natural como la vida misma y muestra, en primer lugar, que la vida de alguien que hace su carrera no solo se reduce a ello, hay una personalidad que va más allá de eso; y después, que es una chica real, a la que no le da vergüenza de mostrarse como tal, dejándose llevar por sus emociones y que además hace muchísimas cosas bien; y que es lindísima, pero eso es obvio. Una de las cosas que más me gustan de ella es la ilusión que le hace todo lo que va consiguiendo, porque a mí me flipa la gente con ganas de vivir, algo que suena muy absurdo pero que tiene más sentido del que pueda parecer en un principio.
Hace escasas semanas se celebraron los Premios Ídolo, el evento capitaneado por Dulceida que pretende celebrar esta relativamente nueva profesión con la que a veces cuesta ser parcial, y Bea asistió como invitada. Como no podía ser de otra forma, optó por hacerse su propio "look" y se marcó un corsé con una serie de referencias que me llegó al corazón.
Como puede que sepas, los tops de estilo corsetero llevan siendo tendencia ya varias temporadas y tiene pinta de que va a continuar así durante un tiempo, tanto en su versión más clásica, por decirlo de algún modo, como en este tipo de alternativas más rígidas, ideas que han llevado Zendaya, Jennifer Lopez y demás artistas.
Y mira por dónde, a los días de que Bea Carpio luciese su propia creación en la gala, la maravillosa Sydney Sweeney, una de las actrices del momento, llevó una idea muy, muy similar a la de Bea Carpio en el estreno de su último trabajo, la película de terror Immaculate. En su caso, como no podía ser de otro modo por el tipo de creación, era de Balmain, la misma casa que trabajó este tipo de idea con Zendaya y su icónico vestido marrón rígido con efecto mojado y complicadísimos drapeados que lució en la alfombra roja del Festival de Venecia hace unos años.
