En 1998, el juzgado de Los Angeles tenía que tratar un tema, como poco, espinoso: Un padre en apuros, la última película de Arnold Schwarzenegger, estaba aparentemente plagiada de otro guion llamado Could this be Christmas?... Y a Bob Laurel, presidente de Murray Hill Publishing (o sea, el acusador) no le faltaba razón: el guion tenía diálogos, trama e incluso nombres de personajes calcados. Tanto, que incluso el juez juzgó a Fox culpable y la obligó a pagar 19 millones de dólares. Antes de cobrar, Laurel murió y la apelación, sin él en la otra parte, absolvió a Fox, que solo tuvo que pagar 1,5 millones de dólares. Y ni siquiera es lo más turbio de Un padre en apuros.
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Turbo Man contra Elmo
Lo cierto es que Un padre en apuros fue un éxito sorpresa, porque solo tuvieron medio año para preparar la campaña promocional y apenas les dio tiempo a montar nada. Al menos, los muñecos Turbo Man llenaron las baldas de los comercios en Estados Unidos hasta el punto que hubo quien acusó a la película de ser un simple anuncio del supuesto juguete de las Navidades. En realidad solo hubo 200.000 muñecos de Turbo Man... Que apenas se vendieron: 1996 fue el año de lanzamiento de Tickle Me Elmo, y si sois padres ya sabéis lo que eso significa.
Pero, además, los padres de la época se veían un poco desbordados ante la idea de llevar a sus hijos al cine a una película que trataba de un padre luchando por conseguir el juguete de esas Navidades y por tanto... evidenciando que Santa Claus no existe. O sea, destruyendo por completo la magia de la Navidad entre clásicos que indican que Santa trae los regalos con sus renos voladores. Ups.
Es sorprendente que en aquella época nadie se diera cuenta del mensaje que da la película, una crítica a la hipercomercialización de la Navidad... que a su vez muestra a los niños exactamente eso: que en realidad la supuesta "magia" es simplemente un desbarajuste comercial. Siempre podría ser peor: en 2014 se lanzó Un padre en apuros 2. Pero de esa película nadie quiere hablar. Por lo que sea.