Estamos acostumbrados a ver a Sylvester Stallone en el papel de héroe que salva el día, pero también puede jugarse la piel como villano y eso es justo lo que hace en una de sus últimas películas: Armor. La cinta, sin embargo, no pasará a ser recordada como una gran aportación a la filmografía del actor, sino más bien como lo contrario. De hecho, posiblemente se arrepienta de participar en ella y no solo por los malos resultados finales.
Desarrollada por un productor acusado de abusos e impagos, la cinta se realizó en mitad de la huelga de guionistas y actores, quienes se sumaron al proyecto en un acto desesperado por cobrar algo de dinero en una época difícil. Armor tiene un 0% en Rotten Tomatoes por parte de la crítica -el público no la ve mucho mejor y le da un 34%-.

Lo primero de todo, ¿de qué va la cinta? El foco de Armor es el equipo de padre e hijo formado por James (Jason Patric) y Casey (Josh Wiggins), que trabajan como guardias de seguridad para una empresa de camiones blindados. En un puente caen en la trampa de un grupo de mafiosos -entre ellos Stallone- que quieren hacerse con el envío sospechoso. Entonces, padre e hijo se ven obligados a pensar en un plan para salir con vida de todo esto.
3,5 millones de dólares por un día de trabajo
Podría haber sido una película de acción bastante apañada, pero detrás de todo esto está el productor Randall Emmett, un hombre que tuvo que cambiar de nombre para seguir trabajando en la industria cinematográfica después de numerosas acusaciones de abuso por parte de mujeres que trabajaron con él, además de maltrato a socios comerciales.
Según Los Angeles Times, Stallone llegó al set sin saber que Emmett era el director del proyecto -aparecía acreditado como Ives-, aunque por lo visto tampoco estaba sorprendido por su presencia. Cuando el rodaje estaba a punto de iniciarse, Emmett fue reemplazado por Justin Routt, un novato de 63 años y delincuente convicto que no dirigió ninguna escena de la película, según ocho miembros de la producción de la película. Ives permaneció en las sombras. "Justin Routt no dirigió nada", dijo Steve Noell, el jefe de utilería. "Simplemente estaba allí. Randall era el que tomaba todas las decisiones".
La razón del cambio es legal, ya que Emmett arrastra numerosas deudas de empresas anteriores. Cuando los funcionaros estatales recibieron la documentación de la producción y vieron que Emmett figuraba en ella, tuvieron que nombrar a Routt como realizador. Gran parte del equipo que realizó la cinta eran profesionales desesperados por trabajar en mitad de la huelga de actores y guionistas. "Todos necesitábamos un sueldo. Nos estábamos arruinando rápidamente", declararon a LATimes.

A Stallone le pagaron 3,5 millones de dólares por un día de trabajo, según comentaron varios miembros del equipo a LATimes -incluida una fuente con conocimiento directo del presupuesto que no estaba autorizado a hacer comentarios-. Y, aunque desde la producción aseguran que todo transcurrió sin grandes sobresaltos, hubo proveedores que tuvieron que esperar meses para que les pagaran la cantidad que les debían.
Por lo tanto, no es de extrañar que Armor no sea una buena película de acción. "Incluso con su relativamente escueto tiempo de ejecución de 89 minutos, Armor se siente inflada", escribe Glenn Kenny para RogerEbert. "Ni su puesta en escena ni sus actuaciones trascienden las limitaciones del guión de Adrian Speckert y Cory Todd Hughes, dejando un material mediocre sin redimir con ninguna emoción especial, estilo o detalles de los personajes", asegura Dennis Harvey en Variety. Para los usuarios es, directamente, la "peor película" que han visto.