Hay varias razones por las que la carrera de dirección de Mel Gibson ha decaído en los últimos tiempos, y no todas tienen que ver con su habilidad como cineasta. Ante todo han sido sus polémicas fuera del ámbito cinematográfico, aunque es innegable que sabe crear un espectáculo épico y emocionante. Ganó los Oscar en 1996 a mejor película y mejor director por Braveheart, y más tarde entregó dos producciones impactantes y sangrientas: La pasión de Cristo (2004) y Apocalypto (2006), que dejaron una marca notable en el cine contemporáneo. Ahora se pasa al 'thriller' con su nuevo trabajo: Amenaza en el aire.
Gibson ha demostrado a lo largo de su carrera una capacidad única para mezclar emociones viscerales con historias épicas, con un enfoque muy personal en temas como el sacrificio, la violencia y la lucha por la supervivencia. A pesar de las controversias y los escándalos que han empañado su imagen pública, su habilidad para crear películas visualmente impresionantes y profundamente emotivas sigue siendo ampliamente reconocida en la industria del cine. Sin embargo, su enfoque controvertido en temas religiosos y culturales, sumado a sus comportamientos personales, ha afectado su popularidad en la dirección y ha limitado sus oportunidades en Hollywood en años recientes. A pesar de todo, sus logros en la pantalla grande siguen siendo una parte crucial de su legado como director.
Lions Gate Films
El actor y realizador vuelve con un una cinta de presupuesto menor que sus trabajos anteriores, en las que ha contado con el actor Mark Wahlberg en un papel al que no estamos habituados: el villano de la función. Amenaza en el aire es una película modesta, que cuenta con un presupuesto de 25 millones de dólares y se desarrolla casi por completo a bordo de un pequeño avión de hélice. Sólo hay tres actores en pantalla durante la mayor parte de los 91 minutos de duración de la película, y no parece tener grandes pretensiones salvo la de ser un producto entretenido para el espectador. En la ejecución, parece el primer intento de un director principiante, con buenas intenciones, y sólo a veces forzada por sus medios obviamente limitados.
Disfruta de 'Amenaza en el aire' en la gran pantalla: sorteamos 5 packs de la película dirigida por Mel GibsonEl argumento sigue a U.S. Marshall, Madelyn Harris (Michelle Dockery), mientras intenta escoltar al contable del hampa Winston (Topher Grace) desde su escondite remoto en Alaska hasta la custodia, para que él pueda convertirse en informante. Todo parece ir bien, o al menos así lo parece, hasta que el piloto Daryl Booth (Wahlberg) revela que en realidad es un asesino a sueldo. Atrapados en un pequeño avión en el aire con Booth interpretando a un antagonista letal y sociópata (que podría ser también su única esperanza de supervivencia aérea), Harris sigue haciendo nuevos descubrimientos que amenazan con presentar otros enormes desafíos para la protagonista. En algunos momentos, la narrativa funciona mejor de lo que podría (dado lo simple de la trama de la película y lo limitado de su escenario), y las interpretaciones logran sostenerla en parte. Sin embargo, aunque la trama se desarrolla en un espacio confinado -con una historia llena de tensión- el filme se ve comprometido por una falta de profundidad en los personajes y un desarrollo narrativo algo predecible. La película tiene potencial en sus giros y la dinámica entre los personajes, pero no siempre logra capitalizar sobre ello, dejando al espectador con una sensación de que la historia podría haber sido mucho más intensa o compleja. Aunque Gibson sabe mantener el interés de principio a fin y el filme se hace francamente entretenido.
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Pero lo que eleva el filme son pequeños detalles: el flirteo por radio de Madelyn con el piloto (Maaz Ali) es una sorpresa y le aporta puntos de ligereza. Además, Wahlberg, que luce un peinado poco favorecedor y parece que se lo pasa en grande interpretando al asesino a sueldo: descontrolado, perverso y siniestro por momentos, un personaje que resulta aún más interesante porque le importa un pimiento si vive o muere. Un villano de la función más que digno para Michelle Dockery, que hace que su agente Clarice Starling empatice con el espectador, y Topher Grace, cumple como el alivio cómico de la función. En resumen, Amenaza en el aire es un entretenimiento tenso, contundente y sin demasiadas pretensiones.
