Clint Eastwood comenzó a hacer sus primeros trabajos como actor a mediados de los años 50 sin ni siquiera ser acreditado por ellos, pero su fichaje a finales de década por la serie Cuero crudo le convirtió en un rostro más o menos conocido tras el cual comenzaría una trayectoria de éxitos que 70 años después aún no ha llegado a su fin. A menudo relacionado con el wéstern, un género en el que llegaría a hacer sombra hasta al mismísimo John Wayne, la trayectoria de Eastwood no solo no se reduce a eso, sino que se extiende por un amplio abanico que incluye thrillers policíacos, dramas romñanticos, películas bélica e incluso ciencia ficción, entre otros.
Igualmente rica es su carrera como director, que comenzó en los 70 con Escalofrío en la noche, que casualmente tampoco era un thriller. Detrás de las cámaras, de hecho, Eastwood encontró su verdadera y gran pasión -siendo él mismo a menudo su principal protagonista- y, a sus 95 años recién cumplidos, no tiene ninguna intención de dejarlo.
A lo largo de su carrera como cineasta, Eastwood ha tenido sus éxitos y sus fracasos, pero en 1975 dirigió un 'thriller' de acción que no le dejaría un buen recuerdo y que incluso estuvo a punto de abandonar tras la primera semana de rodaje.
Con guion de Hal Dresner y Warren Murphy, Licencia para matar se estrenó en 1975 y era la cuarta película como director de Eastwood, que entonces no tenía mucha experiencia.
En ella interpretaba al Doctor Jonathan Hemlock, un profesor de arte en una universidad que invierte sus ahorros en comprar cuadros antiguos. Lo que nadie sabe es que el dinero de Hemlock proviene de su antigua vida como sicario del gobierno. Un día, cuando ya está técnicamente retirado, el profesor recibe el encargo de su cliente de eliminar a un hombre que ha asesinado a dos viejos amigos. Un objetivo del que no sabe prácticamente nada, pero que se va a aventurar a escalar uno de los picos más peligrosos de los Alpes suizos.
La película no fue la mejor de su carrera ni a nivel de crítica ni de recaudación, pero la razón por la que Eastwood no guardaría un buen recuerdo de ella es porque resultaría realmente problemática. En primer lugar, a Eastwood nunca le gustó del todo el proyecto. El guion le parecía flojo, pero decidió aceptar para cumplir su contrato con Universal para quedar libre y poder firmar con Warner.
Pero es que además el rodaje, llevado a cabo en la localización, no fue nada sencillo y Clint Eastwood, quien insistió en encargarse personalmente de la mayoría de sus escenas de escalada y acrobacias sin dobles de acción, tuvo que enfrentarse varias veces con los productores por cuestiones de dinero. Asimismo, desgraciadamente, durante el rodaje ocurrió una tragedia: el miembro del equipo David Knowles, un escalador británico de 26 años, murió cuando la producción llevaba solo una semana en marcha, aplastado por la caída de una roca mientras rodaba en la cara norte del Eiger.
"Fue una película muy difícil", declaró Eastwood en una entrevista (vía Far Out Magazine). "Las escenas de alpinismo, en particular, presentaron enormes desafíos".
Al séptimo día de rodaje, perdimos a uno de nuestros escaladores.Y créanme, no dejaba de preguntarme si realmente valió la pena
Tras la muerte de Knowles, Eastwood estaba dispuesto a cancelar el proyecto, pero los patrocinadores siguieron confiando en la película y los compañeros de Knowles insistieron en que tanto el fallecido como ellos comprendían plenamente los riesgos de su trabajo y que, si la película no seguía adelante, la muerte de Knowles no hubiera tenido ningún sentido.
Al final, Eastwood decidió continuar, pero Licencia para matar fue lo más cerca que ha estado de abandonar una película.