El mayor miedo de cualquier estudio de Hollywood es estrenar una película que no solo no recupere la inversión, sino que se convierta en un agujero negro económico. A lo largo de la historia ha habido sonados batacazos en taquilla, pero pocos alcanzan la magnitud de La isla de las cabezas cortadas, que figura en el Libro Guinness de los Récords como el mayor fracaso comercial de todos los tiempos. El filme no solo arrastró a la quiebra a Carolco Pictures, sino que también frenó en seco la carrera de su protagonista, Geena Davis.
El descalabro fue tal que tuvieron que pasar casi diez años para que Disney se atreviera a resucitar a los corsarios en la gran pantalla con Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra (2003), demostrando que, con el tono adecuado y un reparto carismático, el público aún estaba dispuesto a darle una nueva oportunidad.
El accidentado desarrollo de La isla de las cabezas cortadas fue tan caótico que terminó convirtiéndose casi en una leyenda dentro de Hollywood. A día de hoy, hay voces que se alzan para reivindicarla. Lamentablemente, si quieres darle una oportunidad y comprobarlo por ti mismo, la tarea no será sencilla: por ahora la película no está disponible en el catálogo de ninguna plataforma de 'streaming'.
Con una recaudación de tan solo 10 millones de dólares para un presupuesto de 100 millones, la película fue la gota que colmó el vaso de una productora con graves problemas financieros. Carolco Pictures -que vio nacer las tres primeras entregas de Rambo, Desafío total (1990) o Terminator 2 (1991)- lo apostó todo a esta película de piratas dirigida por Renny Harlin. De hecho, decidió cancelar Crusade, una película de Paul Verhoeven que iba a tener a Schwarzenegger como protagonista, porque era más costosa y así iba a disponer de más dinero para invertir en La isla de las cabezas cortadas. No contaban con que ésta iba a terminar costando el triple.
Por aquel entonces Harlin estaba casado con Geena Davis, famosa por sus comedias románticas, y decidió que era el mejor proyecto para convertirla en una heroína de acción. A su lado iba a trabajar Michael Douglas, quien avisó de que tenía tiempo limitado para el rodaje. Douglas acabó por rechazar el proyecto y dejó a Harlin en una búsqueda desesperada por encontrar a su héroe perfecto. El rol recayó en Matthew Modine, pero todo ese tiempo que el director invirtió en la búsqueda le alejó de los preparativos y para cuando vio lo que el equipo de diseño de producción había hecho lo odió. Hubo que rediseñarlo, lo que generó más retrasos y costes.
Carolco Pictures
El presupuesto de la película se triplicó debido a los múltiples problemas y retrasos que experimentó. Entre las razones de la demora está el despido del cámara Nicola Pecorini, que provocó la salida de un buen número de miembros del equipo; la reescritura del guion por parte del director, que terminó pagando un millón de dólares de su propio bolsillo porque la productora no podía hacer frente a más gastos; y el accidente que tuvo el director de fotografía, Oliver Wood, que cayó de una grúa y se fracturó una pierna, lo que obligó al estudio a contratar a Peter Levy para sustituirle.
Si sumamos todos los factores tendremos como resultado el mayor fracaso de taquilla de todos los tiempos, pero, ¿por qué funcionó tan mal? Lo cierto es que muchos espectadores reivindican la obra de Harlin a día de hoy, pero el público de la época no la supo apreciar. Medios como Forbes señalan la mentalidad de que "las mujeres no pueden estrenar grandes películas de acción" como uno de los atenuantes de sus malos resultados.