Tron es una película que, ya en los 80, la teníamos mucho cariño pero no la considerábamos una película buena. La tecnología avanzó tan rápido que quedó vieja enseguida. Sin embargo, pensaba entonces y pienso ahora, que, aunque no fuera una gran película, tenía algo de trabajo artesanal, de ideas bombásticas. Tenía algo de ciencia ficción de base, de Viaje al centro de la Tierra, solo que aplicado al mundo de las nuevas tecnologías. Hay que tener en cuenta que Tron se estrenó en 1982, que no es solo que no hubiera internet, sino que ni siquiera había ordenadores en las casas.
Ahora, 43 años después, llega a los cines Tron: Ares y Alejandro G. Calvo ya la ha visto. La describe en dos palabras: "muy básica, pero funciona".
Pasaron 30 años desde el estreno de Tron hasta que se estrenó la primera secuela, Tron: Legacy, dirigida por Joseph Kosinski. Es curioso cómo la saga Tron siempre tiene ideas que la tecnología circundante no alcanza todavía a reproducir. Tiene unas aspiraciones de efectos digitales que están por encima de ellas. En sí mismo, mola, pero también hace que envejezcan pronto.
No recuerdo mucho de la trama, pero lo que sí recuerdo es la música de la película, compuesta por Daft Punk. Lo que me lleva, por fin, a hablar de Tron: Ares, porque aquí la música es de Nine Inch Nails y es una de las mejores cosas que tiene.
De hecho, la película se disfruta mucho si no se presta atención a los diálogos y si tampoco nos importa mucho la trama. Solo las imágenes, que son súper potentes y atractivas, con la música de Nine Inch Nails ya ha valido la pena.
Dirige Joachim Rønning, el mismo de Piratas del Caribe: La venganza de Salazar y Maléfica: maestra del mal. Ahora está aquí, en un blockbuster gigantesco en el que se han dejado un montón de dinero que forma parte de una saga rara. La película tiene algo que mola, no así Jared Leto, que me parece un actor súper 'creepy', no es un actor con el que yo conjugue mucho y aquí tampoco.
La película toma de nuevo los temas del alma de la máquina, la idea de entrar en el juego o salir del juego y entrar en el mundo real, la conciencia de las inteligencias artificiales... Pero su historia es mínima. Es básica, pero funciona y te lo pasas bien viéndola. También es cierto que no creo que tenga otra ambición que esa.
Tron: Ares es como una discoteca, con ese musicote, las luces digitales rojas... Esa parte de estar en un club mola. Que te lo cuenten no tanto.