Es una de las mejores películas de guerra de los últimos años y este detalle de su final nos da una lección devastadora
Randy Meeks
Randy Meeks
-Redactor de cine y series
Juntaletras acomodado, redactor con gato eterno en las piernas, tuitero irredento, millennial orgulloso a su pesar. Respira cine, cree que no hay película mejor que 'El crepúsculo de los dioses' pero en su colección de Blu-Ray no falta 'Super Mario Bros'. La de los 90.

'Sin novedad en el frente' es una auténtica maravilla que estuvo nominada a mejor película en los Óscar, y con razón: Edward Berger nos da una lección de antibelicismo en los tiempos donde más lo necesitamos

Antes de la II Guerra Mundial ya nos encontramos con piezas clave del anti-belicismo, frente a películas que parecían recordar la "Gran Guerra" con cierta nostalgia. Pero ninguna como Sin novedad en el frente, de 1930, una auténtica obra maestra que originalmente duraba 152 minutos y que, tras muchos recortes y restauraciones posteriores, se ha quedado en solo 133. Una pena, porque cada minuto rodado por Lewis Milestone es una joya de la historia del cine. Por eso, cuando Edward Berger anunció que iba a volver a adaptar la novela original, el mundo entero se echó a temblar... sin motivo.

Sin novedad en el frente
Sin novedad en el frente
Fecha de estreno 5 de septiembre de 2025 | 2h 28min
Dirigida por Edward Berger
Con Felix Kammerer, Albrecht Schuch, Aaron Hilmer
Medios
3,6
Usuarios
3,9
Streaming

Muchas novedades en el frente

Pocas personas se han esforzado más por mantener los derechos de un libro que Lesley Paterson, una guionista que tardó 16 años en poder adaptar de nuevo Sin novedad en el frente: cada año, ella y su compañero Ian Stokell tenían que pagar entre 10000 y 15000 dólares solo para mantener los derechos. ¿Qué hizo Paterson para hacer frente al gasto? Se apuntó a varios triatlones XTERRA con un premio de 20000 dólares, y ganó varios de ellos: todo el premio fue dirigido a mantener los derechos, que, en total, ventilaron 200.000 dólares de sus ahorros. Por suerte, el éxito se lo devolvió con creces.

Con tantos años, el guion estaba pulido hasta el extremo. La prueba es un pequeño detalle que muestra la idiotez de la guerra en sí misma. En un momento de la película, uno de los amigos de Paul encuentra el póster de una mujer mientras buscan en un pueblo, y acaba colgándolo de un tronco en la zanja desde la que están luchando. Al final, tras el último ataque de los enemigos antes del armisticio, la cámara gira para mostrar los alrededores y allí se puede ver el póster colgado del mismo tronco.

Dicho de otra manera: no habían avanzado absolutamente ni un centímetro durante toda la guerra. De hecho, fue más o menos lo que pasó, y la gran mayoría de las luchas durante la I Guerra Mundial tuvieron como protagonista a un pequeñísimo trozo de tierra. Una muestra más del sinsentido bélico que hace tanto daño como el final de la película original. Ahora solo hace falta que quien realmente tiene que verla y entenderla lo haga algún día.

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