Si no tenías localizado a Glen Powell, seguro que en el último año le has visto hasta en la sopa. El actor pasó de ser un secundario bastante solvente a protagonizar algunas de las películas más taquilleras de un tiempo a esta parte. Por ejemplo, su cara te sonará por protagonizar Top Gun: Maverick, pero también por la comedia romántica Cualquiera menos tú o la recién estrenada The Running Man.
Ahora no tiene problemas económicos, pero hubo un momento en que Powell era simplemente un niño de Austin, Texas, que jugaba al fútbol americano y al lacrosse. Abandonó sus estudios para dedicarse a la actuación y, aunque juró que volvería a la universidad cuando tuviera más tiempo, le fue tan bien que no regresó a las aulas.
De dormir en un garaje a poder pagarse los cafés
Su primer papel fue a los 13 años en Spy Kids 3, que le sirvió para confirmar su idea de que quería dedicarse a la interpretación. Encadenó algunos trabajos, pero no suficientes como para dedicarse a ello por completo. Inevitablemente, llegó un momento en que tuvo que mudarse a Los Ángeles. Como recoge The Hollywood Reporter, se mudó al oeste a casa de un conocido. A cambio de llevar a su hijo en coche y entrenar a sus equipos deportivos, Powell se alojaba gratis en su extensa finca de Holmby Hills.
Con el tiempo, la pareja de Holmby Hills decidió divorciarse y Powell se mudó al garaje de alguien en una zona sórdida de Van Nuys. En otras palabras: no tenía ni un duro. El primer papel que le sacaría de la pobreza llegaría en 2014, cuando consiguió un papel en Los mercenarios 3.
"Me pagaban lo mínimo, pero estuve allí varios meses, así que gané lo suficiente", declaró en un podcast con Jake Shane, Therapuss.
Fue la mayor cantidad de dinero que gané en mi vida. Fueron unos 70,000 dólares o algo así. Y recuerdo que pensaba: 'No tengo que pensar en una taza de café, en cuánto cuesta
Curiosamente, aunque protagonizó Top Gun: Maverick, lo que le colocó en el punto de mira de la industria, esta película no le cambió mucho la vida. Realmente fue Cualquiera menos tú la que le hizo que los ejecutivos de los estudios le vieran como alguien con aristas suficientes como para mantener una película.