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    Todos queremos a Woody

    Mientras una esperpéntica delegación española se pasea por la ciudad pudimos disfrutar de lo nuevo de Woody Allen y Mike Leigh.

    En Cannes, mientras seguimos esperando esa película que nos enloquecerá y de la que estaremos hablando de ella durante todo el año (o, como en el caso de 'Two Lovers', dos años), van cayendo las películas y, en esta ocasión, con nombres propios como los de los veteranos Woody Allen y Mike Leigh. Mientras escribo estas palabras sigo por la televisión que han habilitado en la sala wi-fi la rueda de prensa –la más multitudinaria hasta la fecha- que está ofreciendo Woody Allen al lado de sus actores: Naomi Watts y Josh Brolin (desde aquí puedo oír las risas de los asistentes: la rueda se da en la sala contigua). Y es que si algo no falta en La Croisette son estrellas, ayer mismo para presentar 'El gatopardo' en la sección de clásicos acudieron Martin Scorsese y George Lucas . Y hoy, para presentar 'Tristana' (misma sección), se encuentran aquí, entre otros, Ángeles González-Sinde, Pedro Almodóvar, Fernando Trueba, Oscar Jaenada, Barbara Goenaga, Juan José Bigas Luna, Pilar López de Ayala, Álex de la Iglesia... (eso sí: ninguno se queda para ver la única película estrictamente española del festival, 'Todos vós sodes capitáns' de Oliver Laxe).

    Fiel a su entrega anual el gran Woody Allen ha presentado fuera de concurso 'You Will Meet a Tall Dark Stranger', una nueva comedia romántica, si bien con un poso más amargo, donde también participan Anthony Hopkins y Antonio Banderas. Rodada de nuevo en Londres -y con coproducción española-, la película se centra en una serie de historias cruzadas de amor y desamor que, si bien posee los habituales destellos geniales de su realizador, también posee esa apatía estética que viene caracterizando sus últimas películas (errores de raccord, fotografía descuidada, giros de guión caprichosos e injustificados). Con todo, qué se la va a hacer, es siempre una alegría volver a reencontrarse con el firmante de 'Manhattan' (y tantas otras obras maestras) y, por si alguien duda de su tirón popular, puedo asegurar que el pase de la película en el Palais Lumiere ha sido un absoluto caos de empujones, gritos y alta tensión (sólo recuerdo algo parecido en el pase de hace dos años de 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal'). Me dejaba una cosa: si algo nos ha gustado de la película ha sido su final, renegando ya no sólo del happy end (al personaje de Naomi Watts no paran de sucederle desgracias absolutamente injustas), sino del cierre mismo de las historias, pues estas quedan flotando a la deriva de una manera exquisita.

    El que no sólo no defraudó sino que triunfó con estilo y gracia fue el británico Mike Leigh y su nuevo fresco sobre las relaciones humanas que lleva el nombre de 'Another year'. Una película estructurada en cuatro partes -primavera, verano, otoño e invierno- que narra el fluir vital de un grupo de amigos con el epicentro en la sensacional pareja formada por el tándem Jim Broadbent-Ruth Sheen (Tom y Gerry en la película). Divertida, triste y emocionante a la vez, de vuelve a su realizador al terreno de las grandes películas ('Secretos y mentiras') o, si se prefiere, de los buenos guiones. Así unos actores soberbios se convierten en personas de carne y hueso enfrentados a la soledad, al envejecimiento e, incluso, a la muerte. Pero todo ello narrado en un tono tragicómico que, si bien, no es esperanzador (eso sería mentir) sí es ligeramente optimista. Se anima la sección oficial.

    Cerramos con una película alemana: 'Unter dir die stadt' de Christoph Hochhäusler. Lo mejor que podemos decir de ella es que es la película más rara que hemos visto en Cannes: una especie de discurso new age sobre la maldad que practican las grandes empresas retratada, principalmente, a través de un alto directivo que desea beneficiarse de la mujer de uno de sus empleados. Enigmática y con un poso bizarro bien interesante, la película está filmada con estilo y elegancia, lástima que la sensación final sea la del desconcierto, la incomprensión y la ignorancia.

    Música de fondo: The go-betweens

    Alejandro G.Calvo

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