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    Arranca Sitges 2011 con 'EVA' de Kike Maíllo

    Los cyborgs humanoides que dan estética al festival son los protagonistas de la película inaugural, 'EVA', con polémica catalanoparlante inclusive. También vimos la genialidad del último Jerzy Skolimowsk ti: 'Essential killing'. Ya agotados y esto no ha hecho más que empezar.

    Uno, dos, tres. Ya estamos aquí, en Sitges, quiero decir; hace sol, buen tiempo y para hoy tenemos planeados seis visionados de entre los dieciocho programados: si alguien se creía que ser prensa en Sitges era algo cómodo, que se lo quité de la cabeza. Por delantes nos esperan, claro, muchas más, una auténtica avalancha de fantasía y terror que nos robará horas de sueño y nos dará otras tantas delante del ordenador, escribiendo, editando, twitteando, etcétera. La temática de Sitges 2011 versa alrededor de los "geminoides" o robots humanos, idea extraída de la 'A.I. Inteligencia Artificial (A.I. Artificial Intelligence)' que ideara Stanley Kubrick y trasladará a deslumbrantes imágenes Steven Spielberg hace ahora diez años. De ahí que los carteles del festival sean esos dos rostros, chico y chica, de apariencia humanoide pero de costura robótica, un preludio perfecto de lo que sería su película inaugural: 'Eva' o la historia de la niña robot.

    King Kong y el geminoide, imágenes de Sitges 2011

    'Eva', debut en la dirección del realizador surgido del ESCAC Kike Maíllo -de ahí que la producción la abale Escándalo Films-, cuenta la historia de un científico (Daniel Brühl), encargado de diseñar al primer robot con apariencia humana que, además, sea totalmente libre: el viejo sueño de Isaac Asimov y Philip K. Dick de crear robots con sentimientos aunque, en esta ocasión, la propuesta se centra más en los dilemas éticos que sustentaban las teorías del autor de "Yo, robot" que en las paranoias fantacientíficas del creador de "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?". Empanadas lingüísticas al margen -a mí al final no me ha quedado claro si la versión original es en castellano o catalán: aquí se ha proyectado de las dos maneras-, la película de Maíllo posee esa solvente estética (tan ESCAC) cercana al embelesamiento de la imagen per se. De ahí que lo mejor sea un arranque de película en que la ciencia-ficción se fusiona a la perfección con la imagen retro, como si esta fuera una película sci-fi rodada en los años ochenta. Dicha plástica vintage permite a la historia crecer con fuerza, deslumbrándonos en los detalles -el robot-sirviente interpretado por Lluís Homar, el gato de hojalata automatizado, el ordenador táctil con el que configura el cerebro de los humanoides-, haciendo patente la mano de un realizador curtido en el campo publicitario. Es una lástima que a media película la tensión dramática se tuerza hacia un soporífero triángulo amoroso -hay una secuencia horribilis en un bar con el "Space Oddity" de Bowie sonando de fondo- que deja claro que Maíllo se desenvuelve mejor con robots que con personas. Hablen el idioma que hablen.

    Eva

    El año 2008 nos trajo la alegría de un nuevo trabajo del clásico (aunque siempre tremendamente moderno) realizador Jerzy Skolimowski tras 17 años retirado de la dirección. La película se llamaba 'Four nights with Anna', una obra que aún no se ha estrenado en nuestro país pese a ser una auténtica maravilla, el mismo peligro que corre esta 'Essential Killing' que hemos podido ver en alguna de las múltiples secciones que posee el festival (en esta ocasión, una dedicada a las películas post-11 S). Crónica de la detención, tortura y fuga de un terrorista yihaidista interpretado por un brutal Vincent Gallo, con un uso descarnado de la violencia -el hombre, ya fugado, no deja de asesinar a gente inocente- y un uso nulo de la palabra hablada, el cineasta mezcla de forma curiosa el realismo más crudo con un uso algo raro del flash-back y el flash-forward. Una pequeña traba para una película fascinante, que te somete a sus imágenes tanto por su implacable fuerza como por las ideas que surgen de ellas. Una encrucijada moral de la que el director no toma parte, dejando al espectador juzgar a ese monstruo acorralado que no deja de morder a todo el que se le acerca. Peliculón.

    Alejandro G.Calvo

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