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    Sexo, violencia y perversión, un cocktail explosivo para 'Guilty of romance'

    Sion Sono se convierte en una de las revelaciones del festival, mientras Steven Soderbergh convence y gusta con su 'Contagio'. También vimos la española 'Lobos de Arga' con el gran Carlos Areces.

    Día 2, anunciaban lluvia, pero salió un sol espléndido a iluminar las ojerosas caras de los cronistas que no pudieron resistirse a las primeras maratones nocturnas -sesión doble cyborg: 'The robot' + 'The robotrix'-. Por suerte arrancamos la mañana con un chute de cine exploit en vena que desperezó al más dormido: 'Guilty of romance (Koi no Tsumi)', primero de los dos títulos que el realizador japonés Sion Sono presenta este año en Sitges, amanecía en el teatro del Retiro dispuesto a conmocionar a propios y extraños. Crónica del descenso a los infiernos de la perversión de una joven apocada (en principio) que se ve arrastrada al submundo de la prostitución por una tutora psicópata, la película de Sono es un catálogo de excesos lo suficientemente afinados para que el espectador disfrute de tamaño festival de la carne. Violencia, sexo e humillación se mezclan en una sinfonía autodestructiva algo inflada en lo argumental (y en el metraje): si bien las partes estrictamente hardboiled funcionan sin castigar al espectador, las proyecciones de carácter onírico -la protagonista no deja de repetir un poema un tanto vacuo- sí serían un pequeño lastre para, ojo, una de las películas que más gustaron en la pasada Quincena de Realizadores del Festival de Cannes. Mucho cuidado con Sion Sono, me da a mí que vamos a escuchar hablar mucho de él.

    El siempre desconcertante Steven Soderbergh -recordemos: ha anunciado su retirada como director- asaltó ayer los temores de los más hipocondríacos con la soberbia 'Contagio (Contagion)', crónica desmembrada de una pandemia mortal narrada desde muy distintos puntos de vista: médicos, soldados, ciudadanos de a pie, periodistas, políticos, etcétera (todos los personajes son interpretados por actores bien conocidos, convirtiendo la película en un caramelo para el público: Gwyneth Paltrow, Matt Damon, Laurence Fishburne, Jude Law, Marion Cotillard, Kate Winslet...). Contrariamente a las empanadas en las que suele adentrarse cuando se pone trascendental y metalingüístico (la terrible zona indie de Soderbergh), el cineasta regresa al mainstream para ofrecernos esta aterradora historia que recorre todos los pasos acaecidos desde la aparición de un virus hasta el post-apocalipsis. Punteado por un minimal dubstep que parece contagiar a las imágenes tanto su cinética rítmica como su aleatoreidad en el montaje paralelo, la película fluye en modo turbo consiguiendo construir un puzle globalizado del mundo contemporáneo a partir de mínimos retazos del mismo. Sin duda todo un éxito para un cineasta que, empero, sigue cojeando en lo político y, pese a la brillantez del conjunto, no duda en sacar el espíritu panfletario a la hora de denunciar las injusticias en el tercer mundo o la peligrosidad de internet como medio de comunicación.

    Contagio

    Cerramos con la comedia 'Lobos de Arga' de Juan Martínez Moreno (autor de las irregulares 'Dos tipos duros (Dos tipos duros)' y 'Un buen hombre'), comedia de los terrores -el cineasta, al que hemos entrevistado hoy, nos comentaba las influencias de películas como 'Posesión infernal (The Evil Dead)' y 'Zombies Party (Shaun of the Dead)'- que cuenta la delirante historia de un joven (Gorka Otxoa) aterrorizado que deberá enfrentarse tanto a un hombre lobo como a los gañanes del pueblo que tatan de sacrificarlo. En la película se conjuntan dos estilos bien diferentes: la nueva comedia española (Carlos Areces, Secun de la Rosa) con una tradición más chusquera que podría mirar tanto a Martes y 13 ('Aquí huele a muerto') como a Mariano Ozores ('Brujas mágicas (Brujas mágicas)'). De la primera surgen los mejores momentos de una cinta que, sin dejar de resultar divertida, tampoco es que sea muy interesante.

    Alejandro G.Calvo

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