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    Cesc Gay ('Truman'): "No me gusta ir al cine a sufrir"

    La película protagonizada por Ricardo Darín y Javier Cámara, premio Concha de Plata 'ex aequo' en el pasado Festival de San Sebastián, ya disponible en salas.

    Después de Krámpack (2000), En la ciudad (2003), Ficció (2006), V.O.S. (2009) y la más reciente Una pistola en cada mano (2012), Cesc Gay (Barcelona, España, 1967) vuelve a ponerse detrás de las cámaras con Truman, ganadora en el pasado Festival de San Sebastián de la Concha de Plata 'ex aequo' para Ricardo Darín y Javier Cámara. La producción hispano-argentina -ya disponible en cines- relata la vida de Julián (Darín), un actor que reside en Madrid y que, cansado de luchar contra un cáncer, decide abandonar la quimioterapia y reconciliarse consigo mismo. Tras un viaje exprés desde Canadá, le acompaña su íntimo amigo Julián (Cámara), con el que recuerda viejos tiempos y discute sobre su futuro. Las emociones masculinas, el proceso creativo... De todo eso y más hablamos en Donosti con el catalán.

    ¿Cómo nació la historia de Truman?

    Bueno. Desgraciadamente, todos en algún momento igual pasamos por situaciones así. A mí también me tocó despedir a alguien y... nada. Pues me puse a escribir. Lo necesitaba, supongo. Porque me gusta. Porque te dejas ir. No empecé a escribir un guion. No empecé a escribir con la idea de: "Voy a hacer una película". Empecé como estoy escribiendo ahora cosas que no sé adónde me llevarán dentro de dos años o tres. Me pareció muy fuerte; no por mí, sino por todo lo que pasa alrededor de algo en un momento así. Lo dejé en un cajón cerrado para que cicatrizara, hice Una pistola en cada mano y después abrí ese cajón y empecé a darle forma. Igual también necesitaba afrontarlo. Y la apuesta fue hacerlo sobre la amistad.

    ¿Tenías en mente a Ricardo Darín y a Javier Cámara?

    No. Porque cuando escribio intento no pensar nunca en actores. Creo que está bien no pensarlo porque nunca tienes la certeza de que... Te van a dejar tirado o... O no va a poder... Y porque cuando escribes, tienes que construir el personaje. El personaje se tiene que defender por sí solo y tienes que encontrar una voz que, si piensas cómo habla Javier Cámara, por ejemplo, vas a escribir pensando en Javier.

    Una pistola en cada mano, Truman... Ambas hablan sobre la idea del hombre perdido.

    Sí. Y ahora estoy harto (Risas). Estoy hasta la p***a... Y he decidido que a la próxima me vuelvo a las mujeres que son mucho más divertidas y mucho más interesantes. No lo sé. Supongo que necesito pasar mi época de hacer dos películas donde los tíos tenemos cosas muy patéticas, muy divertidas... Patéticas lo digo en el sentido de asumir fragilidades... Siempre digo que crecimos con las pistolas jugando a John Wayne, y claro... Emocionarse cuesta, ¿no? Para mí siempre ha sido un lugar muy interesante desde donde mirar a los hombres, a mí mismo, y a los demás. Una pistola se estructuró sobre eso y es verdad que en Truman también está esa contención. En el fondo, Javi me decía: "¿Puedes escribir una escena en la que le digo "Te quiero" y le doy un beso?". Y yo le respondí: "No". No va a así entre tíos muchas veces. Esas cosas cuestan mucho. Y, de hecho, el eje que mueve la película... Como dice Javi en una escena en un taxi: "He venido porque mi mujer me ha dicho que venga. Que luego me voy a arrepentir". Y lo dice en clave de ironía pero... Pero alguien te tiene que empujar a hacer ciertas cosas, ¿no?

    Siempre apuestas por los cotidiano... ¿No querías cargar las tintas y ser más sentimental?

    ¿Más? (Risas). A mí me sale así. Si estoy en una situación dramática, busco el humor para compensar. Creo que las cosas hay que equilibrarlas y a mí no me gusta ir al cine a sufrir. Pasarlo mal de verdad, no me gusta. Algo te puede tocar, te puede afectar... Pero, al final, lo único que quiero, lo único que he querido, es que la gente se vaya del cine y diga: "No me arrepiento de haber venido". Es lo único. Porque es lo que hago yo cuando leo un libro o voy al cine. "He invertido dos horas de mi vida o un día para leer esto y estoy contento". Porque cuando lees un libro o ves una película y dices: "Me la pela y he perdido el tiempo". Te sientes mal. Y eso es lo que no me gustaría que le pasara a nadie.

    Además de Darín y Cámara, ¿cómo pensaste en el resto del reparto?

    Una vez estaba claro lo de Ricardo y Javi... Vino lo otro, ¿no? Empecé a poner fotos en la oficina y algunas me vinieron muy rápido porque son actores que conozco, que me gustan, con quienes ya tengo un vínculo... Como Eduard Fernández... Y luego actores con quienes tenía ganas de trabajar, como Javi Gutiérrez, José Luis Gómez... Tienes que escoger cuál es el actor que le va bien y... Yo les pedía un día a ellos. En ese sentido, más o menos, todos se pudieron acomodar a eso. También tengo que reconocer que los actores me tratan muy bien. Les gusta trabajar conmigo, yo estoy encantado y me aprovecho de eso. Y luego que, para ellos, Ricardo también tiene algo especial. Colo Dolores [Fonzi] fue algo más complicado. Buscaba a una actriz española para ese papel. La había 'españolizado'. Pero no me decidía por ninguna. Y después, pensé: "¿Por qué?". Me di cuenta de que me había equivocado. Si es la primera de Ricardo, entonces sería argentina. Y cuando entendí eso, me acordé de Dolores. La había conocido en un taxi con Leonor Watling. Me puse a buscarla, la vi en varias cosas y después me enteré de que era muy amiga de Ricardo. Muy amiga. Fue muy fácil y su papel me pareció muy difícil. Porque es una mujer que entra, pone orden entre estos dos, y sobre todo en los últimos 20 minutos. Pero Dolores tiene una cosa natural muy especial y yo me he aprovechado también de ese vínculo.

    ¿Por qué el perro?

    Porque lo vi solo en ese piso [a Julián], lo hablé con Tomás [Aragay ], que es con quien escribo, y pensé: "Aquí falta algo". Esta película es un paseo. Son dos amigos que están cuatro días paseando. Yo la sentía así. Lo único es que no sabes nunca adónde vas. Nunca. Y eso era algo que también me parecía interesante para el espectador: que no le avances las cosas, que sea una sorpresa... Nunca sabe adónde va a ir. Pero siempre necesitas un hilo, ¿no? Y eso nos lo dio el perro. Luego aparece Ámsterdam, pero aparece como una improvisación. Que también le da una energía que me pareció interesante. Siempre buscando el amor. A Troilo [el perro] costó mucho encontrarlo... Yo quería un perro grande... Y herido... Y apareció un día por ahí como un león... Y había trabajado con chavales autistas... Con una paz extraña. No quería trabajar. Estaba todo el día tirado. No nos dio ningún problema. Y ahí quedó. Y también me pareció una estrategia de despiste. Que ayudaba a no ponerle el acento en la enfermedad.

    ¿Ricardo está más cercano a su personaje que Javier? Parece que con él hay más contención...

    Sí. Ricardo está más cerca de Julián que Javi está más cerca de Tomás. En ese sentido, Javi ha tenido que hacer un papel más complejo. Porque Tomás tiene muy poco de Javier. Javier es incapaz de... Javier es todo lo contrario. Es extrovertido, te mira y no te deja pasar una... Es transparente. Lo que más trabajamos con Javier es que yo quería que el fuera muy consciente de que... Los actores están acostumbrados a que cuando se les filma es porque hablan. O porque están saltando de un coche o porque están no sé dónde... Y yo dije: "Javi. Te voy a filmar muchos minutos en los que tú vas a estar escuchando. Y eso es superimportante en esta película. Te voy a montar mucho luego. El espectador va a ver esta película desde tus ojos, no desde Ricardo". Siempre es Javi. Es Javi que se va al hotel, solo; es Javi que habla por teléfono... Y me decía él: "Pero filma a Ricardo". Y yo: "No, no, no". Ya sé que igual es más fácil para el espectador. Pero yo estoy con él. Yo voy con él. Para mí era sagrado. Porque me parece que te vinculas a eso. Y porque el conflicto desde el espectador es Javier. Todos somos Javi. Y lo trabajamos porque para los actores no es fácil interpretar desde el no hablar. Empiezas a sobreactuar. No estás acostumbrado. En el primer montaje, de hecho, lo monté muchísimo. Se disfrutaba mucho. Pero luego Ricardo no salía en toda la p**a escena (Risas). Fue interesante.

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