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    Pablo Berger (‘Abracadabra’): “Soy un director de partos muy largos, al que le cuesta escribir las películas”

    La comedia del realizador de 'Blancanieves', que llegará a las pantallas españolas en 2017, cuenta con la presencia de Maribel Verdú, José Mota y Antonio de la Torre.

    En pleno centro de Madrid, el Palacio de Gaviria acoge los últimos días del rodaje de Abracadabra, lo nuevo de Pablo Berger. El realizador vasco se enfrenta a la dirección de su tercera película, tras el éxito comercial y de crítica de sus dos anteriores largos, Torremolinos 73 y Blancanieves, esta última con diez Goyas en su palmarés. El filme narra la historia de Carmen (Maribel Verdú), cuyo primo Pepe (José Mota) hipnotiza a su marido (Antonio de la Torre). A partir de entonces, un espíritu (Quim Gutiérrez) se adueñará de su cuerpo, por lo que tendrán que buscar la forma de ayudarle. Berger ha hablado con SensaCine sobre la cinta que llegará a las salas a lo largo de 2017.

    Abracabra es principalmente una comedia hipnótica, con una gran mezcla de géneros. ¿Podremos encontrar mucha magia y fantasía en el filme?

    La película es una muñeca rusa de géneros. De alguna manera, tiene parte de comedia, de drama, de género fantástico, de aventuras o de película de terror. El elemento de la fantasía está en todas mis películas, de alguna manera más o menos clara, y en esta especialmente. Hay elementos de cine fantástico y el elemento del hipnotismo es un punto de arranque. Obviamente, no es una película sobre el hipnotismo, igual que Blancanieves no es una película sobre toros sino un fondo. Esto permite que sea el detonante para que la aventura comience.

    En Torremolinos 73 primaba el tono sepia, mientras que Blancanieves se presentaba en blanco y negro. ¿Con qué estilo visual trabajarás el nuevo filme?

    He tenido la suerte de trabajar con Kiko de la Rica, el director de fotografía en mis tres películas anteriores y, cada vez que nos enfrentamos a una nueva, nos gusta ir un paso más allá o hacer algo que no hemos hecho antes. Es verdad que Torremolinos 73 era una película que miraba hacia el pasado, por lo que hablamos de colores desaturados y Blancanieves era una película en blanco y negro con contraste. Aquí queríamos ir al otro extremo, a los colores. Estamos haciendo una película con colores saturados, en parte porque es mi primera película que se desarrolla en la época actual; una película muy madrileña y con sol. Yo veo Madrid en una película que se desarrolla entre primavera y verano, y para mí es a color. Es una película donde el color va a ser uno de los protagonistas de la historia.

    En la película vuelves a contar con Maribel Verdú como protagonista. ¿Es tu actriz fetiche?

    La verdad es que Maribel es mi actriz fetiche porque en Blancanieves tuvimos una relación estupenda. En Abracadabra está siendo sorprendente lo bien que nos entendemos y estoy encantado con su trabajo. La veo como una cómplice. Me ayuda mucho en todo el proceso. Yo le digo que tiene que empezar a dirigir porque ha crecido delante de la cámara, entiende el lenguaje cinematográfico y entiende el proceso. No me extrañaría nada que en un momento determinado, como Jodie Foster, diera el salto a la dirección. Además, es muy fácil trabajar con ella. Es increíble que con los años que lleva trabajando en el mundo del cine no haya perdido la ilusión. Le encanta estar en el 'set'. A veces se puede pensar que una gran actriz con tanta experiencia como ella es muy difícil de dirigir o es muy poco dúctil y es todo lo contrario. Maribel acepta las direcciones y siempre quiere probar cosas nuevas. Es fantástico trabajar con ella.

    Llama la atención en el 'casting' la presencia de José Mota. ¿Por qué te decidiste por él?

    Como todos los españoles, conozco a José Mota desde que empezó en la televisión con sus programas de comedia y de humor. Pero fue una gran sorpresa cuando le vi en La chispa de la vida. Me pareció que era un actor con mucha verdad, muy centrado y que comunicaba muy bien las situaciones. Curiosamente, después de ver esa película empecé a ver muchos programas de él y muchos de sus 'sketches' y vi que se toma el humor de una manera muy seria. Entonces tuve varias reuniones con él, hablamos del proyecto y enseguida me di cuenta de que era el actor perfecto para un personaje muy especial como es Pepe.

    Dee nuevo, es una co-producción con Francia. ¿Tiene vocación internacional?

    Curiosamente, todas mis películas han sido co-producciones, y sin ellas no hubiera hecho ninguna de ellas. La primera era una co,producción con Dinamarca, y la segunda y la tercera con Francia. En mis primeras películas no tuve adelantos de televisión. Esta cuarta pata en la venta de derechos la conseguí a través de esta co-producción. Para mi es natural, puesto que todas las películas han sido co-producciones y todas se han estrenado en Europa. He podido abrir una especie de pequeño hueco para que los distribuidores internacionales quieran mi próxima película. Era un paso natural.

    ¿Habrá efectos especiales con la caracterización de Quim Gutiérrez como espíritu?

    Soy de Bilbao y todo lo quiero hacer a lo grande. Es una película compleja, que tiene efectos especiales. Es un reto con secuencias muy complicadas que no sabemos cómo las vamos a resolver, pero que se harán. Hay secuencias espectaculares que creo que van a sorprender al espectador. Por su parte, Quim me parece un gran actor de su generación, al igual que Antonio de la Torre me parece de la suya. Está bien en las comedias y está bien en los dramas. Es un personaje que aparece en contadas ocasiones, pero cada aparición suya es definitiva y es clave en el desarrollo de la historia. Se parece de alguna manera al personaje de Inma Cuesta en Blancanieves, cuando hacía de la madre de la niña, presente de alguna manera de principio a fin. Un personaje que al final cobra una gran importancia.

    De Torremolinos 73 a Blancanieves pasaron nueve años y de Blancanieves a Abracadabra van a pasar otros cinco. ¿No te gustaría estrenar películas con más frecuencia?

    Me gustaría. No tengo esa vocación de director de culto de hacer una película cada diez años. Se trata de la situación de la industria y los productores. Cuando planteaba a los productores hacer un proyecto como Torremolinos 73, el cual mezclaba cine porno y comedia en los años 70, lo veían poco comercial, pese a que luego lo fue. Lo mismo me pasó con Blancanieves, una película muda en blanco y negro. Afortunadamente, me han dicho muchas veces que no pero siempre he encontrado un productor que ha aceptado. Pero encontrarlo ha costado muchos años en cada ocasión. En el caso de Abracadabra, el productor de Blancanieves es un hombre al que le gusta tomar riesgos y que, al leer el guion de la película y Ver que iba a contracorriente en muchos sentidos, siguió adelante. El éxito de Blancanieves ha hecho que la financiación sea mucho más rápida. Una película cada cuatro o cinco años es lo ideal. Soy un director de partos muy largos, al que le cuesta escribir las películas. No soy director de una película al año como Woody Allen.

    La banda sonora de la película se describe como un "delirio" musical. ¿A qué se debe?

    Esto se dice en el sentido de que sea ecléctica, que pueda haber canciones con una gran variedad. De esta manera, la gente se puede topar ante una sorpresa o un delirio, porque se puede encontrar de repente con un montón de grandes éxitos, desde los más populares hasta los más marcianos.

    ¿Utilizarás de nuevo cámara en mano?

    Abracadabra es una película contemporánea que se desarrolla en la actualidad en Madrid, por lo que quería darle mucha verdad. Para mí, el cine es movimiento y la cámara en mano me permitía hacer algo muy cinematográfico, muy dinámico. Esto me permitía que el espectador estuviera con los personajes, y eso me encanta. Lo hice en Blancanieves, donde había muchísima cámara en mano, y de alguna manera Abracadabra es una hermana de Torremolinos 73 y Blancanieves. Mis películas están escritas y dirigidas por mí y también producidas en parte. Creo que tienen una continuidad, con una especie de viaje o de evolución. La libertad de la cámara en mano fue tan satisfactoria en Blancanieves que, conceptualmente, nos lanzamos a hacer una película en gran parte de este modo.

    ¿Cómo crees que va a reaccionar la gente?

    Me gustaría que el espectador se fuera con una sonrisa. A los directores lo que más nos gusta es que al terminar una película los espectadores hablen sobre el final durante cinco o diez minutos y sobre lo que ha ocurrido. Y que incluso interpreten de manera distinta lo que ha sucedido. Esto es lo que más nos llena a los directores. Nos gusta hacernos los interesantes y hacer finales abiertos a la interpretación.

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