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    ¿Por qué las películas de superheroínas siempre fracasan?

    Cintas como 'Catwoman' o 'Elektra' han provocado que la industria se muestre reacia a producir más adaptaciones de cómics con personajes femeninos en el papel principal.

    Twentieth Century Fox

    Elektra (2005)

    El caso de Elektra no se distancia mucho de los lamentables resultados artísticos que hemos ido recopilando, pero sí supone un buen ejemplo de la flagrante injusticia que sufren las superheroínas en el cine. Y es que, aunque la primera película de Daredevil es unánimamente considerada como un fracaso, esto no ha evitado ni que su protagonista Ben Affleck haya vuelto a contar con la confianza de los estudios para interpretar a Batman, ni que Marvel -en alianza con Netflix- lanzara posteriormente una serie basada en el Hombre sin Miedo.

    Centrándonos en el 'spin-off' en sí, no cabe duda de que Elektra es el enésimo patinazo de la lista, partiendo de la base de que el personaje ni siquiera brillaba tanto en Daredevil como para merecer una película en solitario. Jennifer Garner se esforzó mucho con su actuación, pero fue incapaz de evitar el hundimiento, encabezando uno de los mayores fracasos de Marvel... y el último largometraje hasta la fecha protagonizado por una superheroína.

    Y en la televisión, ¿qué?

    Desde entonces, Hollywood ha cambiado mucho, y el hecho de que los productores justifiquen su reticencia a elaborar determinadas adaptaciones de cómics utilizando los fracasos de Catwoman y Elektra no deja de resultar injusto y poco convincente. En la época en que ambos filmes llegaron a las pantallas, el género superheroico no había adquirido ni por asomo la gran relevancia que tiene hoy día, por lo que ya va siendo hora de que la igualdad de género acoja una mayor visibilidad. Hasta ahora, el cine parece haber permanecido ciego mientras que, curiosamente, la televisión ha demostrado ser una plataforma mucho más equitativa en este sentido.

    La serie de Wonder Woman protagonizada por Lynda Carter fue todo un icono feminista ya en los años 70, y dando un salto de varias décadas nos plantaríamos en la época actual, donde las superheroínas parecen haber encontrado un lugar más acogedor en las entregas por episodios. Lo demuestra el éxito de Supergirl, la serie protagonizada por Melissa Benoist y producida por CBS que ya ha hecho olvidar por completo los enervantes resultados del filme de 1984.

    Por otro lado, Marvel produjo en el seno de AMC la serie Agent Carter, con un personaje femenino fuerte y memorable que, lamentablemente, fue perdiendo brillo con el paso de los capítulos, hasta el punto de ser cancelada en su segunda temporada. Algo de lo que la Casa de las Ideas ha conseguido resarcirse al instante, gracias a la espléndida primera temporada de Jessica Jones, creada por Netflix y con Krysten Ritter en el papel protagonista. Los buenos resultados que ésta ha logrado obtener, tanto en el ámbito económico como en el crítico, acaban por demostrar que por sí solas las superheroínas podrían hacer grandes cosas en el cine... si las dejaran.

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