Durante la pasada edición del Festival de Toronto, una película causó mareos e incluso desmayos a algunos de los asistentes al certamen. Se trataba de Crudo, el debut en el largometraje de la realizadora francesa Julia Ducournau. La directora, tras alzarse con el premio FIPRESCI en Cannes, el premio a la dirección novel en el Festival de Sitges, o el premio a la mejor dirección en el Festival de Austin, ha atendido a SensaCine para charlar sobre una de las obras de terror del año. Descubrimos los secretos de una cinta no apta para alma sensibles, que no dejará indiferente a nadie.
¿De dónde te vino la inspiración para esta peculiar 'historia caníbal'?
Me interesaba el tema del canibalismo porque los caníbales no son vampiros, ni hombres lobo, son seres humanos. Han existido desde siempre. Se les ha tratado como monstruos, pero creo que es algo adherido a muchas culturas desde hace mucho tiempo. Sin duda, a mí lo que me interesaba es que el espectador se metiese en la piel de una chica que se siente atraída por el canibalismo. Quería intentar hacer al público reflexionar: que se planteasen su sentido de la moral y que juzgasen su humanidad. Creo que esta es una manera más de evolucionar como persona.
¿Cómo trabajaste con la joven protagonista para preparar este complicado papel?
Se trató en todo momento de un equilibrio muy difícil. Mi idea era crear inmediatamente un personaje que alcanzara un gran nivel de empatía con el público. El reto principal era que Justine (Garance Marillier) conservase esa especial conexión con el espectador, a pesar de las acciones que comete el personaje. Para eso trabajamos mucho con el tema de las novatadas en la trama, porque sabía que de este modo la gente se solidarizaría con ella, porque las personas sienten animadversión hacia esas bromas muy pesadas. Por esto Garance y yo colaboramos intensamente en el tema de cómo una novata se desenvuelve en la universidad y de qué manera afronta esas novatadas, más incluso que en su parte caníbal.
La película tiene escenas muy explícitas. Sobre todo una relacionada con un dedo… ¿Alguien te ha contado que apartó la mirada, en más de una ocasión, viendo tu película?
¡Pues la mayoría han podido ver la película sin apartar la mirada! De hecho yo en las proyecciones suelo estar bastante atenta de las reacciones de los espectadores, y la verdad que he visto pocos tapándose los ojos o mirando a otro lugar donde no está la pantalla. Ni con la escena del dedo, ni con ninguna.
No apartaron la mirada, a pesar de todos los desmayos que se produjeron durante su proyección en el Festival de Toronto…
En el Festival de Toronto se produjo un caso excepcional. El público de certámenes como el de Sitges o Austin acogió la película muy bien y sin incidentes. Estoy muy contenta con el rendimiento de la película. Feliz y sorprendida, a la vez.
Hablando de éxito, ¿cómo llevas el hecho de haber ganado el premio FIPRESCI en Cannes con tan sólo 32 años?
Encantada. Muy satisfecha. Es un gran honor recibir este galardón, y más con una película que, según como se mire, no es una obra muy accesible. Tengo un poco la sensación de haber iniciado un diálogo con alguien, y que ese alguien me ha respondido gratamente.
¿Cómo se lleva ser una directora joven en el panorama cinematográfico europeo actual? Seguimos avanzando hacia la igualdad, pero parece que todavía queda mucho camino que recorrer…
Creo que, sin duda, se han abierto puertas. En este sentido, ha habido una toma de conciencia. Cada vez hay más presencia de directoras femeninas en los festivales de cine y en los créditos de las películas. Espero que esto sea sólo el principio de la desaparición de todos los prejuicios respecto a las directoras, porque, al fin y al cabo, todas las obras son universales, independientemente del sexo de su autor.
¿Estás preparando algún nuevo proyecto?
Tengo en mente un segundo largometraje sobre una asesina en serie. Un thriller de terror, del que no te puedo contar demasiado por el momento.
