El tiroteo más angustioso (La dama de Shanghai, 1948)
El magnífico 'thriller' que Orson Welles rodara para lucimiento de su esposa de entonces, Rita Hayworth, llegaba a su clímax en un parque de atracciones abandonado donde Michael, interpretado por el propio director, su amada Elsa (Hayworth) y el marido de ésta Arthur (Everett Sloane) dirimían sus diferencias. Su entrada en una sala llena de espejos complicaba bastante las cosas, y le otorgaba a Welles la oportunidad de demostrar lo gran director que era. Otra vez.
La confusión de los protagonistas con su propio reflejo provocaba que se dispararan entre sí varias veces sin atinar, hasta que Elsa y Arthur acababan siendo alcanzados. Una escena que impresionó tanto a Woody Allen que quiso homenajearla con el desenlace de Misterioso asesinato en Manhattan, sin por supuesto tanto dramatismo.
El tiroteo por los aires (Shot'em up, 2007)
No todo el mundo simpatizó con esta peculiar propuesta de Michael Davis, un experimento que pretendía dar con la mezcla perfecta entre película y videojuego, muy al estilo de lo que Hardcore Henry intentaría años más tarde, pero con un acusado tono de dibujo animado (a Bugs Bunny, más en concreto). Como resultado teníamos una película espídica con tiroteos que se iban sucediendo cada pocos minutos, siendo cada uno más ruidoso y descabellado que el anterior. Podría ser el ejemplo de ese intercambio de balas que tiene lugar mientras Smith (Clive Owen) tiene sexo con DQ (Monica Bellucci), pero, sobre todo, el de la batalla en caída libre.
En pos de conseguir un paracaídas que impida que se estampe contra el suelo, nuestro protagonista va saltando de maloso en maloso disparando y golpeando durante unos cuantos minutos. El CGI invertido para hacer creíble dicha escena es bastante cantoso, pero se compensa gracias a la inventiva y al tema de ACDC que suena mientras tanto. Con If you want blood (you got it) es matemáticamente imposible que algo quede mal.
