El renacido (Alejandro González Iñárritu, 2015)
El tan egocéntrico como talentoso director mexicano consiguió su segundo Oscar consecutivo gracias a esta épica historia basada en hechos reales. Los motivos por los que Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) se lanzaba a la caza de sus antiguos compañeros estaban bastante justificados: habían decidido dejarle tirado tras el ataque de un oso, y luego de matar a su hijo lo abandonaban en el camino. La resurrección de Glass, en este sentido, parecía cosa del destino: debía perseguir a los causantes, y vengarse como estaba mandado.
20th Century Fox
Con unos mimbres tan sencillos -y ganas de lucirse como nunca con la puesta en escena- Iñárritu se marcaba un épico periplo con la supervivencia como leitmotiv. Y en este caso, no, lo macabro no venía de cómo DiCaprio se encargaba de sus enemigos; sino de la gran determinación con la que en su única compañía se lanzaba al desierto, la montaña y las fieras. Guiado sólo por su sed de sangre, Hugh Glass parecía un muerto viviente, y el desinterés en darle profundidad más allá de sus obsesiones le quitaba cada vez más humanidad.
Munich (Steven Spielberg, 2005)
Siguiendo con las historias reales, la que Spielberg adaptó en 2005 era mucho más peliaguda, no tanto por su cercanía en el tiempo con los hechos referidos como por la actualidad de la que hacía gala su propuesta. Tras la sencilla y carente de polémica La lista de Schindler, el Rey Midas se atrevió a reconstruir los sucesos que habían seguido a la masacre de los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, en la que once miembros del equipo israelí fueron asesinados a manos del grupo terrorista palestino Septiembre Negro.
Universal Pictures
La respuesta no se hizo esperar, y Munich retrata cómo se efectuó la venganza, con un equipo de agentes israelíes -comandado por Avner (Eric Bana)- encargados de asesinar sin piedad a los que el Mossad consideraba sospechosos. Los problemas morales y políticos del asunto eran tratados con total crudeza, y desembocaban en una escena totalmente única dentro de la filmografía de Spielberg: la del ferry en que el equipo de Avner mataba a sangre fría a una agente totalmente desnuda, y luego cubrían sus heridas con una sábana. En efecto, no parecía que hubiera sido rodada por el mismo director de E.T. El extraterrestre, pero ni siquiera eso es lo más macabro de todo. La realidad, al fin y al cabo, siempre supera a la ficción.
