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    El singular aspecto visual de 'Espías con disfraz' y el concepto de 'espías guay'

    La película de animación de Blue Sky, con las voces originales de Will Smith y Tom Holland, supera los 100 millones de dólares de recaudación mundial.

    Desde su estreno el pasado 25 de diciembre, Espías con disfraz, la última película de Blue Sky Studios, lleva recaudados más de 100 millones de dólares en la taquilla. Pero, si te fijas bien, no se parece en nada a otros títulos de la compañía, como Ice Age o la más reciente Ferdinand, en parte gracias a su singular aspecto visual y a su paleta de colores. Y luego esta el concepto de 'espías guay' de la cinta.

    Según recogen las notas de producción del filme, el diseñador de producción Michael Knapp (Epic: El mundo secreto) quería rendir homenaje a las películas clásicas de espías. Por eso creó lugares exóticos de todo el mundo, desde Washington D.C. hasta Japón, desde la Riviera Maya hasta el Mar del Norte, para evocar un mundo lo más contemporáneo posible. ¿Y qué es eso de 'espías guay'? Pues esa idea de que el mundo del espionaje está oculto justo delante de nuestros ojos. De ahí que la base de la agencia H.T.U.V. se oculte bajo el estanque del Monumento a Washington. A la vista, pero escondido.

    Los realizadores Nick BrunoTroy Quane dieron muchas vueltas a los colores y a la iluminación que deberían utilizarse en la aventura animada con Lance Sterling (Will Smith) y Walter Beckett (Tom Holland). Y aquí entró en juego el lenguaje creado por Knapp, según el cual los naranjas y los amarillos más cálidos representaban el trabajo en equipo y la comunidad; el tono turquesa representaba a H.T.U.V., mientras que el azul, más frío, daba una sensación de aislamiento. El esmoquin que lleva Lance es azul, pero no es casual. Sirve para reflejar que "el espía más alucinante del mundo" va a su aire. Y, por último, tenemos el rojo, peligro, que tiñe al villano Kimura (Masi Oka), en concreto a su camisa de seda, y también a su entorno. ¡Pero todavía hay más detalles! Killian (Ben Mendelsohn), el archienemigo de Sterling, tiene un ojo que se pone de color rojo. Y el dron M-9 Assassin también tiene un ojo rojo.

    La cámara y artistas 'manipuladores'

    "Cuando diseñamos la escenografía y la iluminación, planificamos muchas oportunidades para enmarcar a nuestros personajes utilizando campos de colores, luces y sombras audaces que perfilaran sus siluetas o resaltaran sus formas escultóricas estilizadas", señala Knapp. "Siempre intentamos recalcar el aspecto 'gráfico' en nuestra forma de filmar y renderizar la película". Y este punto también se dejó ver en el lenguaje de la cámara. Lance, acostumbrado a trabajar solo, aparece en tomas individuales, perfilado por la luz o destacando de todo lo demás en un fotograma desenfocado. Y Walter, por el contrario, se integra más en el entorno y, cuando sale, la luz es más cálida y brillante. También era importante que las cámaras nunca parecieran ensayadas y que los movimientos fueran orgánicos.

    Nick Bruno subraya además que cada fotograma está meticulosamente diseñado por cientos de artistas. Y estos manipulan deliberadamente al público para que se sienta parte de ese fotograma. ¿Qué quiere decir esto? "Si queremos que te sientas triste", explica Bruno, "es posible que ni siquiera te des cuenta de que hay nubes, de que el ambiente es más gris y de que nuestros personajes están un poco tristes y distantes entre sí. Pero cuando son felices, están juntos y están en el mismo fotograma y hay algo más de sol". Esa, aunque no te des cuenta, es la magia de hacer cine.

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