"Una maravilla con clase conoce a Rebelión en las ondas conoce a James at 15, conoce a Es mi vida conoce a La casa de la pradera". Así es como Kevin Williamson vendió, casi de casualidad, Dawson crece a Columbia: él pretendía simplemente conocer gente antes de empezar el rodaje de Scream y acabó con una serie de seis temporadas a las espaldas. James Van Der Beek, que por aquel entonces solo había salido en cinco episodios de televisión y un par de películas, notó el ascenso meteórico a la fama. E, inevitablemente, lo dura que es la caída.
Let it snow
De hecho, es posible que su papel más conocido tras Dawson crece fuera haciendo de él mismo en Don't trust the B--- in apartment 23 o como Dawson, de nuevo, en un cameo de Scary movie. A cambio, Katie Holmes, Michelle Williams y Joshua Jackson sí que tuvieron más suerte en el mundo audiovisual, y no es de extrañar: la serie fue un exitazo entre su target y, en su día, causó polémica por su acercamiento a la obsesión adolescente con el sexo. En solo veinte años, cómo hemos cambiado, ¿eh?
Quizá la polémica tendría que ir dirigida a otro asunto grave: los efectos especiales. Vale que The CW no tenía mucho dinero cuando la emitió. Vale que en las televisiones antiguas no se distinguían los detalles. Pero creer que iba a colar como nieve una cobertura de gomaespuma es confiar demasiado poco en el público. Mucho ojo, porque jamás habéis visto un efecto especial tan cutre. No, ni siquiera en Troll 2 o las películas de Ed Wood.
Es posible que las nuevas generaciones solo conozcan Dawson crece por el meme del protagonista llorando, pero durante su periodo de emisión lo fue absolutamente todo. ¿Aguanta el paso del tiempo? Bueno, de aquella manera. Pero no por ello es menos interesante o importante: una pieza de la cultura pop a la que, como poco, merece la pena echar un vistazo. Con o sin nieve falsa.
