Si eres de esas personas que disfruta de un buen 'true crime', es bastante probable que tengas fichado los títulos más comentados de los últimos años, pero es posible que éste te pasase un poco desapercibido. Y como nunca es mal momento para reivindicar una serie olvidada pero de lo más disfrutable, hoy hemos querido recordar el pequeño placer culpable que resultó ser en su día Dirty John, una serie de ficción basada en una impactante historia real que fue estrenada hace ahora cinco años y que, ciertamente, no era perfecta, pero sí atrapaba de principio a fin.
Estrenada en Estados Unidos a través de Bravo, en España pudimos verla a través de la plataforma de 'streaming' Netflix, donde experimentó una segunda vida que le brindó una mayor popularidad. De hecho, su protagonista, Connie Britton (American Horror Story: Murder House), fue nominada al Globo de Oro a Mejor actriz por su trabajo en la serie y también llegó a producirse una segunda temporada en torno a un caso real completamente ajeno al primero, pero también con una relación tóxica en el centro.
¿Es Dirty John una de las mejores ficciones 'true crime' de la plataforma? Probablemente no y en ocasiones evoca incluso a la típica película de serie B que verías en la sobremesa cualquier fin de semana, pero definitivamente sí es adictiva y os mentiría si no reconozco que la devoré en apenas unos días.
Desarrollada por Alexandra Cunningham en base al podcast homónimo y los articulos del periodista Christopher Goffard, quien en su día tuvo la oportunidad de profundizar a fondo en la impactante historia, Dirty John es un 'thriller' basado en la historia real de John Meehan, un hombre manipulador y estafador que arruinó la vida de varias mujeres. En concreto, la serie se basa en la última víctima de su historial delictivo, Debra Newell, a la que interpreta Britton. John, que en la serie es encarnado por un Eric Bana que realmente consigue dar escalofríos, conoce a Debra y, poco después de tener sus primeras citas, se introduce en su vida por completo y acaban contrayendo matrimonio.
Ni las hijas ni amistades de Debra, que ya ha pasado por varios divorcios, ven con buen ojos a John, cuyo comportamiento despierta sospechas, pero él consigue siempre acabar llevándola a su terreno. Finalmente, cuando su pasado, marcado por su estancia en prisión, la estafa y acoso a varias mujeres y su adicción a las drogas, sale a la luz, Debra y todo su entorno se ve en grave peligro.
En la serie se representan muy bien los entresijos de una relación tóxica y las ahora tan a menudo mencionadas 'red flags' que alertan de que John no es el hombre dulce y enamorado que aparenta ser.
La historia se cuenta en ocho episodios ideales para un 'binge watching'. Sin embargo, aunque en su día el visionado podía completarse con el documental Dirty John: The Dirty Truth, centrado en analizar todos los detalles del caso real, ahora ya no está disponible en Netflix ni en ninguna otra plataforma de 'streaming'.
