George RR Martin ya se olía que al terminar Juego de Tronos, HBO iba a venir corriendo pidiendo más Poniente. Por eso, en 2018, publicó Fuego y Sangre, el primero de dos volúmenes contando la historia completa de la dinastía Targaryen y que, efectivamente, inspiró La casa del dragón. Obviamente, el segundo volumen ni está ni se le espera, mientras sigue trabajando -aparentemente- en la siguiente novela de Canción de hielo y fuego, que llevamos trece años esperando y que, siendo muy honestos, no tiene ninguna pinta de que vayamos a catar pronto.
Una espada para gobernarlos a todos
A Martin la fama mainstream le llegó tarde, pero le llegó. Y obviamente quiso formar parte de Juego de Tronos tanto como le dejaron, hasta que, al final, dio solo un par de directrices a los showrunners, que la acabaron como buenamente pudieron (sí, todos estamos de acuerdo en que la última temporada no hay por dónde cogerla salvo algunos episodios específicos). Pero en su inicio, allá por 2011, no había una serie más grande que esa.
No es infrecuente, de hecho, ver aún réplicas de la gigantesca espada de Ned Stark, Hielo, que después fue fundida y dividida en otras dos: Lamento de Viuda y Guardajuramentos. Sin embargo, solo los más fans se habrán dado cuenta de que Hielo, después de su paso triunfal por la serie original, también aparece en su precuela. Concretamente, la lleva a su espalda Cregan Stark, hecha de acero valirio. Muchos años pasaron, pero la espada siguió de generación en generación hasta dividirse.
HBO
Algo curioso de Hielo, al menos en los libros, es que es una espada que no necesita afilarse ni lo ha hecho a lo largo de los siglos, debido al acero valirio del que está formada. También influye que es una espada ceremonial, utilizada principalmente para actividades como cortar cabezas tras una sentencia en firme. Y sí, ya sabéis lo que eso significa. Todos hemos visto Juego de Tronos.
