Le conocimos cuando apenas tenía 8 años y empezó a hacer apariciones en series españolas populares como Ana y los siete o Manolito gafotas y las películas El séptimo día y Cachorro, pero sin duda la popularidad del joven intérprete David Castillo se disparó cuando fue el elegido para interpretar a Jonathan García en Aída, la serie 'spin-off' de Siete vidas centrada en el personaje de Carmen Machi que bautizaba la serie.
Aún incluso más popular que su predecesora, Aída se emitió en Telecinco desde 2005 hasta 2014 y tuvo un total de once temporadas, convirtiéndose en una de las series más populares y queridas de la historia de la televisión española.
David Castillo tenía 13 años cuando comenzó a interpretar a Jonathan, un joven travieso en los límites de la delincuencia juvenil pero de buen corazón al que vimos crecer a lo largo del desarrollo de la serie, al igual que a su coprotagonista Eduardo Casanova, que interpretaba a Fidel y ahora se dedica a la dirección de cine.
En las últimas etapas de la serie, Castillo compatibilizó su trabajo en la serie con su participación en otros proyectos, como las películas El diario de Carlota y Torrente 4, pero sobre todo se sintió atraído hacia el mundo del teatro, siendo parte desde entonces en diversas producciones teatrales. Aunque hoy por hoy seguimos reconociéndole por su inconfundible papel de Jonathan el joven actor, que ahora tiene 32 años, nunca ha dejado de actuar. Castillo fue miembro fijo del elenco de Amar es para siempre durante más de 200 episodios y ha tenido papeles importantes en series como Los Nuestros o La última. Además, el actor ha publicado su primer poemario, Piedra de madera, y regresará como Jonathan en la película de Aída, Aída y vuelta, que dirigirá Paco León.
"Al principio eran pocos días y luego se polarizó. Lo que era raro es que yo fuera al colegio", recordaba recientemente David Castillo sobre su experiencia como niño actor en su entrevista con el podcast El sentido de la birra. Según explicó, al principio empezó poco a poco, más bien como un juego, y su participación en series, películas y anuncios era como si formasen parte de su ocio. Sin embargo, con Aída cambió todo y, a día de hoy, su reflexión personal es que no está muy seguro de que un set de rodaje sea el mejor sitio para un niño.
"En Aída al principio no teníamos tutor y mis padres lucharon por que tuviéramos un tutor. Estamos avanzando mucho aunque parezca que no, y ojalá avancemos mucho más, pero en términos de menores en esa época trabajando no se cuidaba tanto. Ahora tenemos una legislación", reflexionaba el actor. "En esa época eran lentejas". Afortundamente, según cuenta, sus padres estuvieron muy presentes y lucharon mucho por mejorar y proteger su infancia, a pesar de que reconoce que en general siempre le han tratado muy bien en los rodajes.
"En mi adolescencia yo lo empecé a llevar peor. Yo quería hacer cosas de adolescente. Al final yo no iba a clase. Empecé a sufrir mucho con eso", admite. "Y con esto tengo un dilema: Yo no sé si a mi hijo le dejaría hacer lo que yo hice".
"Estuve en un ambiente que no fue de niños. Y creo que un niño tiene que estar en un sitio de niños", eflexiona. "Y porque lo sufrí. También lo disfruté mucho y me ha hecho estar donde estoy ahora y tengo cosas maravillosas gracias a esto también. No lo niego ni reniego de todo esto, pero he estado en un ambiente que no ha sido el más idílico y no sé si es el lugar para un niño".
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