Ha pasado a la historia con la imagen perenne de un vago que se mete la mano en los pantalones y odia a su mujer y sus hijos: de 1987 a 1997, el Al Bundy de Matrimonio... con hijos fue la imagen del marido imperfecto, el padre de familia típico de Estados Unidos que después perfeccionaría Homer Simpson. Sin embargo, Ed O'Neill, el actor que le daba vida (y que años después fue conocido como Jay Pritchett en Modern Family), no se parecía en nada a él. De hecho... ¡Iba para deportista antes de que el camino se le torciera!
Matrimonio... con jiu jitsu
De hecho, antes de soñar siquiera con ser actor, O'Neill jugaba al fútbol americano. No solo como afición, sino también de manera profesional: fue lo que le hizo conseguir una beca en la universidad de Youngstown. En 1969, firmó por los Pittsburgh Steelers, un equipo de la NFL, pero le echaron antes de debutar. Perdido, O'Neill acabó trabajando de profesor sustituto de estudios sociales en el instituto de su infancia antes de convertirse en uno de los primeros estudiantes de teatro de Youngstown. El resto os lo sabéis... ¿O no?
Poco a poco, su caché fue subiendo, y se convirtió en una cara conocida de Estados Unidos. Fue entonces cuando decidió que era momento de recuperar el deporte. En 1991, en plena temporada 4 de Matrimonio... con hijos, O'Neill dio su primera clase de jiu-jitsu brasileño de la mano de John Milius, su amigo (director de Conan el bárbaro y guionista de Apocalypse Now, entre otras). Le gustó tanto que siguió entrenando sin parar hasta que, finalmente, tras 16 años, consiguió un hito.
En diciembre de 2007, a sus 61, el actor logró, por fin, recibir su cinturón negro, algo que él mismo considera "el mayor logro de mi vida, aparte de mis hijos". De hecho, si quisiera, podría subir a competir en los combates de la UFC aunque, obviamente, ahora tiene 79 años y no parece estar por la labor. Eso sí, la edad no le impide continuar actuando: tras cuatro años de descanso tras el final de Modern Family ya ha hecho unos cuantos papeles y y ha rodado All's Fair, el nuevo drama legal de Ryan Murphy. Tristemente, sin jiu jitsu a la vista.
