Hoy en Prime Video: una miniserie que adaptó una película de culto y consiguió una obra maestra de la televisión

Los remakes despiertan mucha suspicacia por norma general, ya que acaban presentando poca novedad con respecto a los originales y muchos parecen cínicos intentos de sacar dinero del espectador. Pero cuando están bien hechos, aunque puedan ser inferiores, acaban ofreciendo una experiencia muy propia.

Casi resulta impensable hacer algo que esté a la altura de un clásico, pero Noah Hawley se acercó bastante transformando Fargo en una antología. Cada temporada funcionando como una miniserie, con nuevos personajes e historias en un mismo ambiente y universo. La segunda entrega, estrenada hace 10 años, puede ser perfectamente de lo mejor que en el terreno de las series en ese periodo.

Año 1979, en una pequeña localidad de Minnesota, en Estados Unidos, un tiroteo en una cafetería trastoca las vidas de Peggy Blumquist, una esteticista del pueblo, y de su marido Ed, ayudante del carnicero local. Los asesinatos involucran también a una familia local de criminales de Dakota del Norte, los Gerhardt, que mantienen una tensa rivalidad con un sindicato del crimen de Kansas City.

Al frente del caso está el joven agente de policía Lou Solverson, aún recuperándose de su servicio militar en Vietnam cuatro años atrás. Para su investigación, el agente estatal contará con el apoyo de su suegro, el sheriff Hank Larsson, un veterano de la Segunda Guerra Mundial.

Una vez abordada una primera historia que era principalmente una variación de la película original de Joel Coen e Ethan Coen, Hawley estaba en necesidad de hacer algo tonalmente coherente pero que fuese una historia realmente diferente. Le llegó la inspiración viendo otras películas de los directores, como Muerte entre las flores y El hombre que nunca estuvo ahí, llevándole a hacer una historia en el pasado.

'Fargo': crímenes y malentendidos

La idea mantiene ese toque negro y cínico sobre el mundo que se congrega en Fargo, además de ese humor bastante bien tirado entre lo sofisticado y el absurdo. Muy coherente con cosas que explorarían los propios Coen, pero al mismo moviéndose hacia territorio desafiante que haría de Hawley uno de los creadores más interesantes del terreno televisivo.

Es la reputación conseguida de historias como estas las que le han llevado al trabajo de Alien: Planeta Tierra, donde tiene la oportunidad de volver a replantear un clásico de manera sugerente y desafiante. Es complicado, eso sí, que logre este genial entramado de duelos, malentendidos y ambiciones mal llevadas que hacen extraordinaria esta segunda entrega de la antología.

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