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    Crítica de 'Too Old to Die Young': "Me siento muy feliz de haberla podido ver. También de no tener que volver a verla nunca más"

    Tras su paso por Cannes, la serie protagonizada por Miles Teller, ha ido desinflándose tras el tibio recibimiento de crítica y público. ¿Merecía más la esteta propuesta de Refn/Brubaker? Alejandro G. Calvo nos habla de ello.

    La lluvia sobre la hierba es música. Los neones brillan como tubos fluorescentes matamoscas y mosquitos. La ciudad es un desierto industrial, el desierto: el infierno, el lujo una condena, todo rancho un matadero, las galerías de arte un mausoleo a la idiocia, no hay hogar posible. Y la gente, claro. Es como si la humanidad se hubiera reducido a su esencia más mínima y bastarda. Cualquier gesto, por pueril que sea, va a cámara lenta. Cualquier diálogo se suspende en el vacío hasta más allá de lo estúpidamente razonable. Si la afasia fuera una pandemia, Too Old To Die Young sería su coto de caza. Porque el Los Angeles de Refn y Brubaker –el primero, uno de los mejores cineastas del Siglo XXI: Valhalla Rising (2009), Drive (2011): el segundo, uno de los mejores autores de cómic noir de la historia: Criminal (2006), Gotham Central (2003)- es más un paradigma moral, una ilusión mental de alguien con parálisis cerebral, que una urbe como tal. No hay habitantes, ni siquiera individuos, sólo monstruos de apariencia humana atrapados en un ámbar demasiado similar a la sangre coagulada. Asesinos, violadores, pedófilos, narcotraficantes, torturadores, policías corruptos, pornógrafos snuff, brujas, padres incestuosos… no hay posible héroe al que agarrarse en este ¿Dónde está Wally? dibujado por Dante Alighieri, que asfixia tanto por la violencia que habita detrás de las imágenes, que parecen resudar odio y muerte a cada fotograma digital, como por la crudísima violencia en sí misma, que de vez en cuando estalla en la pantalla para recordarnos que esto no es un sueño, por más que las imágenes fluyan con la velocidad propia del que duerme (o del que se ha fumado una bola de opio).

    Visto así, claro, Too Old To Die Young es una serie básicamente para estetas con un estómago a prueba de gallinejas fritas en acero fundido. Una producción de una calidad bestial, donde cada vez que Refn mueve la cámara para trazar una panorámica, está realizando un ejercicio narrativo de una belleza pútrida superlativa. Que a cada nueva frase escrita por Brubaker –y, repito, declamada a una velocidad un ochenta por ciento inferior a lo normal- parece tallarse una descripción realmente atinada del infierno que puebla el alma humana.

    Normal que sea apabullante. Normal que sea intragable. Normal que uno crea que es lo mejor que ha visto en televisión en su vida –ojo a la persecución en el desierto y su sorprendente final-; normal, también, que a uno le entren ganas de tirar un jarrón a la televisión cada vez que Miles Teller se queda circunspecto mirando a un lado del encuadre

    Vamos, que fácil, lo que se dice fácil, no es. Tampoco es que lo esperáramos: Winding Refn lleva años destilando un estilo que mira tanto a Andréi Tarkovksi como a Kinji Fukasaku, sólo que reduplicando su pasión por la violencia más cruenta, tanto a nivel psicológico como físico. Corre el peligro de caer en el mismo pozo en el que su colega (y coetáneo) Lars Von Trier lleva hundido desde Anticristo (2009). Porque aquí lo peor de todo es que, pese a que la serie tiene alguno de los mejores momentos cinemáticos del 2019, esta no es capaz de superar ni medio asalto a la tercera temporada de Twin Peaks (2017). Un ejemplo claro sería el segundo capítulo, 'The Lovers', cuyo ritmo pantanoso y su trascendencia ultra forzada la acercaría a algo parecido a Museo Coconut (2010) dirigido por Carlos Reygadas (la interpretación de Augusto Aguilera, tampoco ayuda). Dicho capítulo (casi una película en sí misma) condensa lo mejor y lo peor de la serie, por lo que sería la perfecta metonimia para acercarse a la misma –Refn nos engañó en Cannes al ponernos únicamente los episodios 4 y 5, los más cercano al thriller que está la serie-.

    Esa sería mi recomendación: prueben la droga, episodio 2, y si no les ha horrorizado, entonces les fascinará. Yo, al menos, me siento muy feliz de haberla podido ver. También de no tener que volver a verla nunca más.

    Puedes ver Too Old To Die Young en Amazon Prime Video.

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