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    ‘Heaven Sent’ (9x11), con Peter Capaldi, es el mejor episodio de ‘Doctor Who’. Y quien diga lo contrario… “Exterminate!”

    El tripulante de la TARDIS se enfrentaba, totalmente solo, a su propia cámara de tortura en un capítulo que recoge a la perfección la gran carga que supone ser el héroe de Gallifrey.

    Conoces a los hermanos Grimm. Estoy segura. Cenicienta, Rapunzel, Caperucita... También tienen otros cuentos que han pasado más desapercibidos. Uno de ellos se titula El zagalillo y, según esta fábula, había un emperador que le preguntó al hijo del pastor: “¿Cuántos segundos tiene la eternidad?”. Espera, espera... Te responderé a esa pregunta. No hay que ir con prisa. Lo haré dentro de unos cuantos párrafos o... dentro de 2.000 millones de años en el futuro. Pero antes de que eso ocurra, centrémonos en un día mucho más cercano del pasado.

    El 28 de noviembre de 2015 se estrenó en BBC el undécimo capítulo de la novena temporada de Doctor Who, titulado ‘Heaven Sent’, que pertenece a la etapa de Peter Capaldi como el duodécimo Doctor -decimotercero si contamos al Doctor de la Guerra. Lo escribió Steven Moffat, ‘showrunner’ de la ficción desde 2008 hasta 2016, y Rachel Talalay se colocó detrás de las cámaras. A este episodio le siguió ‘Hell Bent’ (9x12) y le precedió ‘Face the Raven’ (9x10). En este último, el Doctor se enfrentaba, por enésima vez, a una de esas leyes no escritas que tienen aquellos que se convierten en sus ‘companions’: morir. De alguna forma u otra. Pero morir al fin y al cabo. Y hablamos de muerte como sinónimo de despedirse de los viajes por el espacio y el tiempo junto al tripulante de la TARDIS. Lo que, cuando juegas con seres sobrenaturales y peligrosos artilugios, puede suponer muchas cosas. En ‘Face the Raven’ le tocaba a Clara Oswald (Jenna Coleman) decir adiós a manos de la Sombra Cuántica. Y esa separación duele al Doctor. Y mucho. Por eso, ‘Heaven Sent’ es una historia sobre el duelo. Pero también lo es sobre la venganza, el recuerdo, la verdad, el miedo y el tesón.

    Antes de que sigamos te tengo que avisar de algo: soy ‘capaldista’. Esto quiere decir que me dan igual los argumentos que uses para intentar convencerme de que otros son mejores que él -esos “Matt Smith es un Doctor estupendo” o “David Tennant es el mejor protagonista de la nueva era de la serie británica”. ¡Bien por ti! Yo seguiré defendiendo a Capaldi. Precisamente porque representa lo que para mí siempre ha sido el Doctor: una suerte de científico loco viejo y despeinado que está cansado de tener que salvarle el culo al mundo. Y, por supuesto, protagoniza el mejor episodio de Doctor Who. Voy a contarte por qué.

    LA TRES VERDADES DEL DOCTOR

    "Cuando llegas a este mundo, nace algo más también. Empiezas tu vida y eso empieza un viaje hacia ti. Avanza lentamente, pero nunca se detiene. Adondequiera que vayas, por el camino que tomes, te seguirá. Nunca más rápido ni más despacio, siempre acercándose. Tú correrás. Eso andará. Tú descansarás. Eso no. Un día permanecerás demasiado tiempo en el mismo lugar. Te sentarás demasiado quieto o tendrás un sueño demasiado profundo. Y cuando te levantes para irte, ya demasiado tarde, observarás una segunda sombra junto a la tuya. Entonces tu vida habrá terminado".

    Ve acostumbrándote a deliciosos monólogos como este, porque ‘Heaven Sent' es un episodio en el que el héroe de Gallifrey está totalmente solo y deberá ingeniárselas para superar una de las peores pruebas de su vida. Después de ser testigo de la muerte de Clara, el ladrón (y dueño) de la TARDIS es teletransportado a un extraño lugar. Da igual el sitio. Él está decidido a vengar a su amiga:

    Si creéis que porque ha muerto soy débil, es que entendéis muy poco. Si tuvisteis algo que ver con su muerte y no tenéis miedo, es que no entendéis nada. Así que, por vuestro bien, entended esto. Soy el Doctor. Voy a buscaros y no me detendré nunca

    Pasillos de piedra, televisores en las paredes, ventanas, almenas, una pala… Parece un castillo… “Clara dijo que no debía vengarme. Deberíais saber que no hago caso siempre”. ¿Te he dicho ya que ‘Heaven Sent’ tiene también algunas de las mejores frases del Doctor? “¿Sois jardineros? ¡Odio la jardinería! ¿Qué clase de persona tiene un complejo de superioridad sobre las flores? Es la dictadura de los ineptos. O, dicho de otro modo, es una dictadura”. “No se puede establecer un enlace psíquico con una puerta por una razón obvia. Están claramente enfadadas. Imaginaos la vida como puerta. La gente pasa empujándote siempre. Tantas llamadas y nunca son para ti. Y te cierran todas las noches, así que si eres un poco amable... “. “La física de un triángulo. ¡Tú pierdes!”. “¡Vamos! ¡Rapidito! ¡El Doctor os atenderá ahora! ¡A ver qué tenéis!”. Y mi favorita: “¿O quizá esté en el infierno? No importa. No me asusta el infierno. Solo es el cielo para los malos”.

    Este es un episodio de preguntas; preguntas del Doctor y preguntas del público. Y mientras estás en pleno proceso de llenar tu cabeza con miles de ellas, aparece el único habitante del castillo: El Velo. Se trata un ser con manos monstruosas cubierto con una túnica blanca que camina a paso lento. ¿Los televisores que hemos mencionado antes? Resulta que muestran por dónde va este ente. Su cometido es solo uno: perseguir eternamente al Doctor. Si le toca, muere. Solo hay una forma de detenerlo temporalmente: diciendo la verdad. Pero no una cualquiera. Una que no hayas confesado antes. Esto último es importante. El protagonista de la serie británica siempre se muestra valiente, decidido, y con la situación totalmente controlada. Así que, de repente, un fan de la ficción escucha la siguiente confesión de boca de su héroe: “Tengo miedo. Me acabo de dar cuenta de que me da miedo morir”. Esto hace que El Velo se detenga y que el castillo mueva sus pasillos, como si fuesen las escaleras del castillo de Hogwarts de Harry Potter.

    Otra de las cosas que tiene ‘Heaven Sent’ que lo convierte en el mejor episodio de Doctor Who es que la TARDIS de este capítulo no es a la que nos tiene acostumbrados la serie. Estéticamente es igual, sí. Pero ahora es un refugio mental al que el protagonista va cuando está a punto de morir. Y en este episodio ocurre unas cuantas veces. Por eso, cuando en un momento dado se tira por una ventana para escapar de su verdugo, aparece en ella. “¿No quieres saber cómo he sobrevivido? Vamos, pregúntame” ¿Nos está hablando a nosotros? “Si te van a amenazar de muerte, enséñales quién manda. Muérete antes. Y me has visto hacerlo más que la mayoría. ¿No es cierto, Clara?”. Ahí está ella, delante de una pizarra, dando la espalda al Doctor, y con la misma ropa que llevaba antes de morir. “¿Cómo vas a ganar?”, escribe la ‘companion’. “Una esperanza. Sal. Me ha parecido olerla. Al romper la ventana. Aire salado. Este castillo está sobre el mar”. Y ahí es donde cae el protagonista: a las profundidades del agua, una llena de calaveras. Cientos. Miles. Millones.

    Ahora viene la segunda verdad del Doctor: “¡No dejé Gallifrey porque me aburriera! ¡Eso siempre ha sido mentira! Estaba asustado. Hui porque estaba asustado”. Esto llega después de que el protagonista descubra una pista que será clave en su salida del castillo. “Estoy en la 12”. Mientras espera que El Velo vaya a por él una vez más, el héroe se da cuenta de una cosa… “¿Quién ha estado jugando con las estrellas? Todas están en los lugares equivocados. Al menos para esta zona horaria. Sé que no he viajado en el tiempo para llegar aquí. Noto los viajes en el tiempo. Si no fuera imposible, diría que he viajado 7.000 años en el futuro”. El Velo se acerca. Abrir la puerta de la habitación número 12 le va a costar una verdad más. Aquí está: “El Híbrido. Mucho antes de la Guerra del Tiempo, los Señores del Tiempo supieron que se acercaba. Como una tormenta en el viento. Hubo muchas profecías e historias, leyendas antes del suceso. Una de ellas trataba de un ser llamado Híbrido. Mitad dalek, mitad Señor del Tiempo. El guerrero definitivo. ¿Pero de qué lado estaría? ¿Traería paz o destrucción? ¿Era real o una fantasía? Lo confieso. Sé que el Híbrido es real”. El Velo se detiene. El castillo se mueve. La habitación 12 se abre.

    IR POR EL CAMINO LARGO

    Si todavía no has empezado a intuir por qué ‘Heaven Sent’ es el mejor episodio de Doctor Who, no te preocupes. Queda lo mejor. En la habitación 12 está la salida del castillo. Un problema: la libertad está detrás de una pared de azbantio, un material 400 veces más duro que el diamante y de seis metros de grosor. "La última casilla del tablero. ¿Qué otra cosa podría ser? La TARDIS a una confesión de distancia". Minuto 36.31 de capítulo. Agárrate. Aquí es cuando empieza lo bueno.

    "No puedo seguir haciendo esto, Clara. ¡No puedo! ¿Por qué siempre soy yo? ¡Por qué nunca le toca a otro! ¿No puedo perder? ¡Solo esta vez! Fácil. Sería fácil. Sería muy fácil. Solo con contarles todo sobre el Híbrido a quienes quieran saberlo". Me gusta tanto ‘Heaven Sent’ porque, con frases como esas, sientes todo el peso que el Doctor lleva encima. Palabras que, episodios después, se convierten en las primeras pistas de que, cuando llegue su regeneración, dudará entre morir para siempre o vivir una vida más. “Puedo recordarlo todo. Siempre. Y tú ya no seguirás aquí. Haga lo que haga seguirás sin estar aquí”. Este episodio es también una carta de amor a los ‘companions’ del Doctor. Una muestra de que el piloto de la TARDIS los llora y debe superar el duelo de todo humano al perderlos. Pero… también es una carta de amor a lo que representa el Doctor. Algo que resumen las palabras de Clara cuando el protagonista está a punto de hacer otra de las cosas que no hemos visto hacer al actor: dejar de intentarlo.

    Doctor, no eres la única persona que ha perdido a alguien. Es la historia de todo el mundo. Supéralo. Véncelo. Libérate. Doctor, es la hora. Levanta el culo. Y gana

    Y ahí va el primer puñetazo a la pared de azbantio. Y el segundo puñetazo. Y el tercero. El cuarto… “No hay más confesiones. Pero voy a contarte la verdad”, dice a medida que El Velo se acerca. “Saldré de aquí e iré a buscar a quienes me han metido aquí en primer lugar. Y voy a detener lo que estén haciendo, sea lo que sea”. Ya van cinco. “Pero podría llevarme un tiempo. Así que, ¿quieres que te cuenta una historia?”. ¿Te he dicho que el Doctor conoce a los hermanos Grimm? ¡Están en su equipo de dardos! “Según ellos, hay un emperador que le pregunta al hijo del pastor: “¿Cuántos se segundos hay en la eternidad?”.

    El Velo toca al navegante de la TARDIS…

    Si eres fan de Doctor Who, seguro que cuando viste esto lo primero que se te pasó por la cabeza fue algo como: “¿¡Regeneración!?”. Y cuando estás ya tonteando con esa idea en la cabeza, imaginando una nueva cara y un emotivo mensaje de despedida, el protagonista te cuenta algo sobre la muerte y los Señores del Tiempo que empieza a darte esperanza. “Tardamos una eternidad en morir. Aunque estemos demasiado heridos para regenerarnos, todas las células de nuestro organismo lo siguen intentando. Morir debidamente puede llevar días. Por eso preferimos morir entre los de nuestra especie. Saben que no deben enterrarnos pronto. Creo que, en mi situación actual, tardaré un día y medio en alcanzar lo alto de la torre”. ¿Qué significa esto? ¿El episodio va a terminar con el Doctor agonizando? ¿¡Por qué quiere subir a lo alto de la torre!? En serio: ¿Va a regenerarse?

    Mientras las preguntas llenan tu cabeza, ‘Heaven Sent’ hace clic y vuelve a sumar un punto más para convertirse en el mejor capítulo de la serie. Porque cuando todo cobra sentido, parece una película de Christopher Nolan.

    Este lugar es mi propia cámara de tortura, hecha a medida. Destinada solo a mí. Y todas esas calaveras en el agua… ¿Cómo podría haber otros prisioneros en mi infierno? La respuesta, por supuesto… es que nunca ha habido otros prisioneros. Y las estrellas… no estaban en la posición incorrecta. Y yo no he viajado en el tiempo. Solo he estado aquí mucho, mucho tiempo

    ¿Recuerdas que el Doctor fue teletransportado a este castillo? La máquina que lo permitió está en lo alto de la torre y en esta fortaleza todas las habitaciones, pasado un tiempo, se reinician y vuelven a su estado inicial. “Lógicamente, el teletransportador debe hacer lo mismo. Teletransportador. Curiosa palabra. Como las impresoras 3D. Solo que ellos descomponen la materia viva y la información y la transmiten. Solo hay que añadir energía. La habitación se ha reiniciado. Ha vuelto al estado original que tenía cuando he llegado. Lo que significa que hay una copia de mí en el disco duro. Yo, como era exactamente cuando llegué aquí hace 7.000 millones de años. Solo tengo que encontrar energía. Todo lo que se necesita para crear energía es algo que quemar”. ¿Y qué crees que quema el Doctor? A sí mismo. “¿Cuánto tiempo puedo seguir haciendo esto Clara? Quemando a mi antiguo yo para crear uno nuevo?”.

    El teletransportador funciona. El Doctor aparece dentro de él. Y todo vuelve a empezar otra vez. Vuelve el Doctor vengativo. Vuelve a enfrentarse al duelo de perder a Clara. Vuelve a reconocer sus miedos. Se confiesa con el público. Y vuelve a luchar.

    “Si creéis que porque ha muerto soy débil, es que entendéis muy poco. Si tuvisteis algo que ver con su muerte y no tenéis miedo, es que no entendéis nada. Así que, por vuestro bien, entended esto. Soy el Doctor. Voy a buscaros y no me detendré nunca”.

    Lanzarse al agua. Secarse junto a la chimenea. Cavar. “Estoy en la 12”. “Si no fuera imposible, diría que he viajado 7.000 años en el futuro”. Puñetazo. “¿Cuántos segundos tiene la eternidad?”. Subir a lo alto de la torre. Quemarse. Teletransportarse. Lanzarse al agua. Secarse junto a la chimenea. Cavar. “Estoy en la 12”. “Si no fuera imposible, diría que he viajado 12.000 años en el futuro”. Puñetazo. “¿Cuántos segundos tiene la eternidad? Y el hijo del pastor dice…”. Teletransportarse. Lanzarse al agua. Secarse junto a la chimenea. Cavar. “Estoy en la 12”. “Seiscientos mil años en el futuro”. Puñetazo. “¿Cuántos segundos tiene la eternidad? Y el hijo del pastor dice…”. Teletransportarse. Lanzarse al agua. Secarse junto a la chimenea. Cavar. “Estoy en la 12”. “Un millón doscientos mil años en el futuro”. Puñetazo. “Y el hijo del pastor dice…”. Lanzarse al agua. Secarse. Cavar. “Estoy en la 12”. “Dos millones de años en el futuro”. Puñetazo. “Veinte millones de años en el futuro”. Puñetazo. “Y el hijo del pastor dice: Hay una montaña de diamante puro. Se tarda una hora en escalarla y una hora en rodearla…”. “Cincuenta y dos millones de años en el futuro”. “Cada cien años aparece un pajarillo que se afila el pico en la montaña de diamante”. “Casi 1.000 millones de años”. “¡Y cuando se cincele la montaña entera habrá pasado el primer segundo de la eternidad!”. “Más de 1.000 millones de años”. “Te parecerá una bestialidad de tiempo”. “Dos mil millones de años”. Puñetazo. La pared se rompe. El Velo cae. “Personalmente, creo que es una bestialidad de pájaro”. El Doctor sale del castillo. Está en… Gallifrey.

    ‘Heaven Sent’ condensa todo lo que representa el Doctor. Es un alienígena. Es un Señor del Tiempo. Eso debería, como simples mortales, separarnos de él. Pero este episodio nos hace conectar con el protagonista de una forma diferente. Pasamos de ver a un héroe para tener delante a un hombre asustado y cansado. Y eso es muy humano. Otra de las perlas de este capítulo es una de sus frases finales. Cuando el Doctor ya está en Gallifrey, le dice lo siguiente a un niño que pasa por ahí: “Diles que sé lo que han hecho y que voy para allá. Y si te preguntan quién soy, diles que he venido por el camino largo”. Eso de ir por el camino largo, de que existen las segundas oportunidades, de que los problemas tienen solución por mucho que parezca que todo está perdido; de que, en definitiva, siempre hay esperanza… Eso es la esencia más pura de lo que es el Doctor. ¿Ahora también eres ‘capaldista’?

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