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    Manu Baqueiro: "En MasterChef nada es lo que parece y de repente puede caer cualquiera"
    Alicia P. Ferreirós
    Amante de las series y gran aficionada al terror, la ciencia ficción, la crónica negra y el ‘true crime’.

    "Un día hacemos un platazo y al día siguiente birrias". El actor de 'Amar es para siempre', que es uno de los concursantes más queridos del público por su simpatía y buen humor, nos ha contado algunos entresijos del talent culinario.

    Ha interpretado durante 17 años a Marcelino, uno de los personajes más famosos de la serie diaria de sobremesa de Antena 3 Amar es para siempre, pero Manu Baqueiro está ahora bajo los focos por algo muy diferente. Desde el pasado lunes 12 de septiembre es uno de los concursantes de la séptima edición de MasterChef Celebrity, el famoso talent culinario presentado por Jordi Cruz, Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo-Nájera en el que ha competido con otras caras conocidas como la de Norma Duval, Patricia Conde, Fernando Andina, Lorena Castell, Nico Abad o Isabelle Junot, entre otros.

    Gran fan del formato, vivir MasterChef desde dentro ha sido una gran experiencia para el actor, que compagina su trabajo en Amar con sus otra gran pasión, el teatro, y, cuando puede, hobbys como viajar o el kitesurfing. "Tenía ganas de hacerlo porque yo lo he visto mucho", confiesa en entrevista con SensaCine, aunque también lo ha comentado en un sinfín de ocasiones durante el concurso. "Es un programa que a mí, que me gusta la cocina, me gustaba ver. Y vivirlo desde dentro y, encontrarme de repente frente a Jordi, Pepe y Samantha tratando de justificar por qué un plato es digno, pues era algo que me veía viendo desde fuera pero que el que estaba ahí dentro era yo".

    Si me dices un programa de televisión que yo vea, que no suelo ver casi nada, ese programa sería, más allá de series y ficción, MasterChef. Para mí ha sído apasionante ser parte de ello. Y muy intenso

    Sin embargo, ser famoso y echarle ganas no es suficiente para convertirse en concursante de MasterChef Celebrity. Como nos explica Baqueiro, "cada caso es diferente", pero su oportunidad le llegó de la forma más circunstancial: "Primero tantearon a mi hermano Alfonso [Bassavé]. Macarena Rey, que es la directora del programa, es amiga de mi hermano y le tanteó un poco. Y él le dijo: 'Mira, de momento no me veo, pero el que cocina y es un cachondo y es fan del programa es mi hermano Manuel. Y a raíz de eso me estuvieron viendo, hicimos una prueba y así surgió".

    ¿Y qué cocinó para encandilarles? Unos chipirones rellenos al curry que estuvo practicando durante una semana en el restaurante de un amigo para llegar "sobrado". "Luego te das cuenta de que es más una cuestión de cocinar y comunicarte a la vez, a lo mejor con un plato más sencillo me hubiese valido", admite a SensaCine. "Pero es un plato que me llevo para mi recetario, que me encanta".

    Sobre su paso por MasterChef Celebrity tiene claro que apenas le basta una palabra para resumirlo a la perfección: Intensa. "Ha sido algo apasionante, vivir al límite", asegura coon convicción. Yo lo vivo todo muy intensamente y esto no iba a ser menos. Encima, al ser algo que no es lo mío, que no es con lo que yo me siento seguro y me desenvuelvo bien, ha sido vertiginoso. No en el sentido de lo rápido, sino de estar ante lo desconocido. Más allá de salir de tu zona de confort, que también, ha sido como un salto al vacío".

    Me ha sorprendido el despliegue de medios que tiene 'MasterChef'. Parece una producción de Hollywood y eso se nota en el resultado. Es un programa con una factura tremenda

    Baqueiro ha quedado encandilado con su vivencia en el programa, con sus compañeros, de quienes dice que se lleva a personas que quiere "para siempre en su vida" y una experiencia personal que le ha hecho darse cuenta de cosas de sí mismo que le ha gustado mucho saber: "A nivel personal me ha sorprendido mi capacidad de sacrificio y de resistencia y de estar intentando avanzar en algo que no es lo mío".

    El actor tiene palabras bonitas para todos y cada uno de sus compañeros y, sobre las tensiones que a veces se reflejan en el montaje final de cada programa, no duda en aseguar que claro que se producen, pero que no tienen ninguna importancia. Son, según sus palabras, cosas de los nervios: "Cuando estás en una prueba de equipos en un programa, con las cámaras delante y todos nerviosos, el tiempo pasando y con alguien diciendo que lo has hecho mal pueden vivirse momentos de tensión. Y que eso te pueda llevar a decir cosas que luego, cuando has terminado la grabación, las ves de otra manera charlando. Es un estado de ánimo diferente. Cuando te sientas con un café tranquilamente se arreglan mil conflictos, pero a lo mejor en el momento sí tienes cierta tensión. Es normal. Al final, cuando nos dicen que nuestro equipo ha ganado, se liman todas las tensiones".

    "De repente una prueba de equipos, cuando parece que lo vas a tener todo controlado, se descontrola y ahí ya nada depende de ti", continúa Baqueiro, que no tiene muy claro si es más compleja una prueba de equipos o una eliminación y se refiere a ellas como "deportes distintos". Una prueba de equipo, según el actor, "puede hacerse una bola de nieve por mil motivos, por fallo tuyo o de otros. Y ya entran en juego otras cosas, como puede ser la comunicación y el saber apagar fuegos sobre todo". "Pero, cuando hay cinco cabezas pensando y cinco personas remando, si remas al unísono lo más probable es que te salves", sentencia. 

    En un programa así nada es lo que parece y de repente puede caer cualquiera

    Asimismo, Baqueiro también se ha referido a las expulsiones y se muestra convencido de que, aunque entre el público se generen favoritos, no hay tanta diferencia de nivel entre ellos como para que ninguno de ellos pueda librarse de acabar fuera del programa. "Te puede tocar una caja más complicada y quizá lo salvas o te pueden tocar ingredientes que te parezcan más fáciles y que, como no somos profesionales ninguno, te vayas. No hay diferencias de nivel entre los que estamos ahí como para que no puedas cometer un error y que se pueda ir cualquiera. Te crees que va a caer tal o cual y al final todos nos llevamos sorpresas. Un día hacemos un platazo y al día siguiente birrias".

    "A todos nos gusta hacer favoritos y quinielas, yo lo he hecho siendo fan del programa", admite. "Pero cuando estás dentro te das cuenta de que no tenemos esa continuidad y de que dependemos mucho de lo que nos toque y de controlar los nervios más que de nuestra capacidad culinaria. El que comete un error, se va".

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