Viaje con nosotros si quiere matar
por Tomás Andrés GuerreroFight or Flight (Sicarios en el aire) es una salvaje y estilizada explosión de acción 'pulp' que mezcla violencia caricaturesca, humor desbocado y una estética de 'serie B' llevada al límite. Josh Hartnett, en una actuación física y carismática, interpreta a Lucas Reyes, un exagente arrastrado de nuevo a la acción cuando debe escoltar a un prisionero en un vuelo comercial que se convierte en un campo de batalla. A bordo, cada asesino tiene su estilo y método, dando pie a una sucesión de combates sangrientos y coreografías absurdamente creativas. Aunque su guion es simple y se nota su producción del este de Europa (como otros filmes similares), la película abraza con convicción su identidad exagerada.
El filme renuncia al realismo desde el inicio y apuesta sin tapujos por una violencia desbordada -casi caricaturesca- y coreografías imposibles dentro del espacio cerrado de un avión, incluida una motosierra en pleno vuelo que se ha convertido en uno de los momentos más comentados por la crítica. Cada secuencia de acción está diseñada con un ingenio visual que desafía la lógica pese a sus limitaciones, pero nunca el entretenimiento.
El debut en la dirección de James Madigan, veterano de unidades de acción, destaca por un ritmo vertiginoso y una puesta en escena sorprendentemente inventiva. Su manejo del caos y del espacio claustrofóbico es encomiable, lo que ha llevado a comparaciones con John Wick y Bullet Train, aunque adopta un tono aún más desbordado, autorreferencial y abiertamente 'pulp', celebrando su exceso con orgullo.
Josh Hartnett destaca como un antihéroe imperfecto y carismático, aportando vulnerabilidad y presencia física a un personaje que se aleja del típico protagonista de acción. Su química con Charithra Chandran ofrece los escasos momentos emotivos del film, humanizando el caos general. Ambos sostienen el núcleo emocional de una historia dominada por el exceso estilizado.
Fuera del avión, la narrativa se debilita, con personajes secundarios poco desarrollados y subtramas que solo aportan exposición. Katee Sackhoff queda desaprovechada en un rol plano. El guion prioriza la acción sobre la profundidad, con villanos caricaturescos y giros algo forzados. La película funciona mejor como espectáculo que como relato sustancial.
Fight or Flight (Sicarios en el aire) es un espectáculo sin pretensiones, pensado para disfrutarse con palomitas y sin buscar lógica. Su humor recuerda por momentos a Deadpool y abraza con orgullo lo absurdo. La película se mueve entre la sátira y el homenaje al cine de serie B, con plena conciencia de su tono exagerado. Quienes disfruten de la violencia estilizada y el humor autorreferencial encontrarán aquí un festín. No busca complacer a todos, pero sí a quienes aceptan su delirio con entusiasmo. Es, en definitiva, un viaje tan caótico como entretenido.