Corina, Corina

Corina, Corina pertenece a una suerte de tendencia en el cine norteamericano delos noventa, herencia del pasado, evidentemente, pero prolífero durante esa década, de comedias sentimentales, y francamente ñoñas, que, interpretadas por cómicos, intentaban aportar a sus carreras un lado más “humano”, más “dramático”, a través de pequeñas historias llenas de buenas intenciones y, en general, malos resultados. A parte de construir en el fondo una suerte de alegato hacia la necesidad de una familia, no aportaban más que un simple entretenimiento. Corina, Corina se adapta a la perfección, intentando que Whoopi Goldberg dejara su lado más estrambótico como comediante para da forma a un papel con una cieta complejidad dramática que, a la larga, no funciona del todo porque Jessie Nelson no consigue que el trabajo visual sea algo más que una puesta en escena convencional y aburrida, como el propio