Una obra maestra
por Virginia MontesPaul Thomas Anderson ya había demostrado suficientemente con sus anteriores películas (en especial Boogie Nights y Magnolia), que era uno de los directores más brillantes de su generación. Su propensión a realizar imponentes y ambiciosos monumentos cinematográficos no hacía sino demostrar su capacidad como narrador y formalista. Con Pozos de ambición dio un paso más allá: no solo continuó su camino reflexionando en torno a la sociedad americana, en este caso adentrándose en sus entrañas, en sus mitos, sino que continuó explorando sus temas de siempre como es el caso de la familia, verdadero eje sobre el que pivota toda su filmografía. Además, el cineasta conseguiría realizar uno de los trabajos de planificación más impresionantes del cine reciente, a través de una dirección imaginativa y poética, en la que podía habitar casi al mismo tiempo la belleza y la crueldad, lo divino y lo profano. Daniel Day Lewis conseguiría todos los honores por esta película grandiosa que casi podríamos considerar como el Ciudadano Kane del nuevo milenio.
A favor: La magistral dirección de Paul Thomas Anderson.
En contra: Su ambición puede crear en algunos espectadores sentimientos encontrados.