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    El Hombre de Acero
    Críticas
    4,0
    Muy buena
    El Hombre de Acero

    Superman Begins

    por Alejandro G.Calvo

    Saltémonos la parte industrial y vayamos directamente a lo artístico. 'El hombre de acero' de Zack Snyder, con todos sus pros (muchos) y sus contras (pocos), es la película que todos los fans de Superman, DC Comics y el cine de superhéroes en general, necesitaban. Ni más ni menos. Escrita por Christopher Nolan y David S.Goyer, los responsables de elevar la figura de 'El caballero oscuro' a lo más alto del entertainment contemporáneo (y aquí no hago distinción entre géneros o temáticas), esta puesta a punto de la génesis del icónico hijo de Krypton trata de mimetizar lo realizado con el vigilante de Gotham City: crear una película lo más espectacular posible que se articule sobre un fondo dramático de alto calado emocional. A diferencia de las películas de Marvel, donde la acción siempre va punteada por todo tipo de fugas humorísticas deudoras de la cultura pop de la que parten, el tándem Nolan-Goyer prefiere ahondar en el sentido eminentemente trágico de los personajes -el crítico Joan Pons ya dijo en su día que las descargas de 'El caballero oscuro' no podían ser de carácter cómico porque eran de tipo romántico-; por decirlo de otra manera, para ellos Bruce Wayne y Clark Kent son tan importantes (o más) que Vito Corleone o Jake LaMotta, de ahí que sus películas más que parecerse a los cómics de John Byrne o Geoff Johns sean versiones bastardas de westerns de Anthony Mann cambiando cowboys renegados por héroes enmascarados. Una aparente herejía fílmica que mientras dé películas del nivel de 'El caballero oscuro' o, incluso, 'El hombre de acero', seguirá siendo aplaudida por los espectadores de medio mundo. Y es que podrá gustar más o menos, repito, pero dudo que nadie a día de hoy pueda discutir la importancia del "toque" Nolan tanto en el cine de acción contemporáneo, en general, como en el de superhéroes, en particular (y si no que se lo digan al James Bond de Sam Mendes o a los infectados de 'Guerra Mundial Z').

    'El hombre de acero', de entrada, posee tres grandes aciertos. El primero es la elección de su director, Zack Snyder, un hombre que ya había demostrado un perfecto ojo para el epítome dramático que surgía de mezclar superhéroes con alto pesar existencial -'Watchmen'-, pero, sobretodo, por ser uno de esos realizadores visionarios capaces de configurar lustrosos tapices sci-fi tan preocupados por la imagen general proyectada como por los particulares elementos que la conforman -y da lo mismo que el producto posea una base dramática sostenible ('Amanecer de los muertos') como que sea un ejercicio de estilo tan pintoresco y despreocupado como 'Sucker Punch'-. Segundo: de todas las opciones posibles para plantear el nudo dramático que desencadene la acción, 'El hombre de acero' opta por uno bien interesante: el hecho de que todo en la película gire alrededor de la necesidad de Superman de mostrar o no sus poderes al gran público. Una pieza de toque sobre la que pesa, cómo no, la figura del padre ausente (en este caso, dos padres: Jor-El en Krypton y Jonathan Kent en la Tierra). Al igual que ocurría con Batman, la ética del acto prevalece por encima de la lucha con los supervillanos, pues no se trata tanto de derrotar al malo (algo que, al fin y al cabo, siempre acaba pasando) como de encontrar su lugar y su propósito en el mundo. Tercero (y esto ya es algo personal): la perfecta elección tanto del villano (el General Zod) como de su intérprete, el siempre brutal Michael Shannon. Un actor de físico reptiliano -normal que en 'Boardwalk Empire' sea el antagonista de Steve Buscemi, otro actor con ojos de lagarto- y dicción enrevesada capaz de transmitir terror tan sólo aguantando un primer plano con la mirada fuera de sí. A la postre, la lógica continuidad de todos los villanos reconfigurados por Nolan -el Joker, Dos caras, Bane-, tan o más importantes que el propio superhéroe protagonista.

    Todos estos picos de interés que posee 'El hombre de acero' ya convierten la película en un producto fílmico de lo más notable. Si además le sumamos las intensivas secuencias de acción -la película va de menos a más, superándose en cada nueva secuencia-con todo tipo de hallazgos visuales -ojo a la pelea a puñetazos del final con el visor de la cámara como si estuviera enganchado al pie de Superman- y el atractivo diseño a lo H.R. Giger de las naves (y sus gadgets) provenientes de Krypton, está claro que Zack Snyder, Christopher Nolan, DC Comics y Warner Bros tienen que estar más que contentos con los resultados obtenidos. Ahora, si me preguntan si ésta es una obra maestra del género: imposible contestar afirmativamente. De hecho, está un par de niveles por debajo de películas como 'El caballero oscuro', 'Marvel Los Vengadores' y 'Spider-Man 2'. Las razones son sencillas puesto que no todo cuaja en esta "Superman Begins". Curioso porque la película sale triunfadora allá donde otras similares suelen fallar irremisiblemente: no tiene problemas para superar los clichés por el hecho de ser una película-inicio-de-saga, se sacude la presión de ser el título más esperado del año a base de secuencias de acción enmudecedoras y logra imponer una nueva figura-mito, la del actor Henry Cavill con su nuevo traje luciendo la S en el pecho. Pero todo ello no quita que existan problemas de ritmo en los interludios entre las acciones más espectaculares, que la gravedad de su tono pueda llegar a asfixiar todos los huis clos que a Snyder le pasan por la mente o, incluso, que los personajes secundarios -con Lois Lane a la cabeza, pero seguida por la redacción del Daily Planet y por los soldados de las fuerzas armadas (que tienen el único chiste de la obra: uno malísimo)- anden algo desdibujados. Está claro que todos estos peros no logran desdibujar el gran espectáculo que es 'El hombre de acero', una de esas películas que, cuando acaban, prácticamente te escupen al triste mundo real, porque lo que tú querrías es seguir viendo una o dos horas más de esa acción desesperada, elástica y retro-futurista. Lo que significa que con todos sus aciertos y con todos sus errores esta es una película con la que la gente va a disfrutar mucho. Y eso, al menos a mí, me parece todo un éxito.

    A favor: Todas y cada una de las secuencias de acción.

    En contra: Que las comparaciones con los Batman de Nolan puedan jugar en su contra.

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