La cuarta fase

Traumas y espíritus, con esto basta para crear una película en la que la tensión se apoya constantemente en el histrionismo. La música inunda ‘La cuarta fase' a golpe de acentos y los sustos se suceden desde lo previsible y lo estridente. La historia de una psicóloga experta en hipnosis que debe luchar contra el mal y contra aquellos que cuestionan su profesión se convierte en una pesadilla, tanto para la protagonista como para el espectador.Pese a la coartada de los hechos reales, ‘La cuarta fase' ni siquiera tiene la pericia de buscar una identidad propia –como sí intenta la fallida primera parte de ‘Paranormal Activity'–. Acumula todos los clichés: heroína con trauma familiar y cuestionada por las autoridades, sustos previsibles y el tan de moda uso del tic documental para acercarse sin éxito al realismo. Ni siquiera la factura de la película, de efectos regulares y fotografía poco el