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    Fuga de cerebros 2
    Críticas
    0,5
    Pésima
    Fuga de cerebros 2

    Idiotas y cerdos

    por Beatriz Martínez

    'Fuga de cerebros', 'Que se mueran los feos' o 'Torrente 4'. Son algunas de lascomedias españolas con más éxito de los últimos años. Después de certificardolorosamente este hecho, no queda otro remedio que rendirse a la evidencia: lo quetriunfan son las películas sobre idiotas y cerdos. Es decir, "la españolada". Al fin y alcabo es lo que se nos da bien y lo que parece entroncar mejor con nuestra idiosincrasia.Por tanto, ¿para qué quejarnos de que 'Fuga de cerebros 2' es igual de bochornosa quesu antecesora? Probablemente hará una estupenda taquilla. Para eso están ahí los chistesescatológicos, la exaltación del mal gusto y la reivindicación de la estupidez humana.De nada sirve que se intente justificar la película diciendo que sería un intento detrasladar el espíritu gamberro de las comedias americanas para adolescentes y adaptarloal casticismo hispano. Sí, algo de eso hay, pero lamentablemente no es suficiente.

    Tras la huida de la pareja protagonista de la primera parte, conformada por unosterribles Mario Casas y Amaia Salamanca, en esta ocasión encontramos a los másdeslucidos (aunque no peores actores), Adrián Lastra y Patricia Montero. Sin embargo,los responsables, conscientes del tirón que había causado en la anterior entrega latroupe de descerebrados conformada por un invidente, un parapléjico, un gitano yun homosexual que no había salido del armario, han decidido otorgarles una mayorpresencia para compensar la escasa familiaridad de las nuevas incorporaciones. Paraseguir ahondando en el choque entre culturas, esta vez la pandilla marchará a laUniversidad de Harvard, donde el Chuli (Alberto Amarilla), de pescadero pasará aconvertirse en profesor de biología marina, el Cabra (Canco Rodríguez) de ir con sufamilia gitana de feria en feria con la tómbola, impartirá clases de español, el Ruedas(Gorka Lasaosa) se pasará toda la película tirándose pedos e intentando fastidiar a losdemás y Corneto (Pablo Penedo), por fin encontrará al amor de su vida en un rubiojugador de béisbol. El mecanismo es explorar el lado más políticamente incorrecto,explotar las minusvalías de cada personaje como si de un chiste malo se tratara yrealizar una exhibición de gags soeces. El resultado, que a un espectador medianamenteescrupuloso, le den ganas de mirar hacia otro lado constantemente, aunque todo hay quedecirlo, en esta ocasión con menor frecuencia que en la primera parte, no sé si por estarcurado de espanto o porque se ha rebajado el nivel de ignominia. En cualquier caso, elnivel de encefalograma plano continúa estando intacto en esta segunda entrega, algo quesiempre parece difícil de mantener. Se incorporan las apariciones de "El Langui" y uncameo de David Hasselhoff, y poco más.

    Lo mejor: El sorprendente plano de secuencia dentro de la fiesta de la hermandad. Undestello de buen gusto.

    Lo peor: Los chistes de pedos.

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